Análisis:PATÉ DE CAMPAÑA | ELECCIONES CATALANAS | Faltan 16 días

Arranca el 'pepenismo'

"Oigo patria tu aflicción". No es el lema de campaña del PP, aunque se le parece. El poema que así empieza cantaba al 2 de mayo, cuando España se sublevó contra el invasor francés. El invasor es hoy el rumano, el marroquí: el otro. Y ante tanta invasión, el PP ha descubierto a Le Pen. Se ha mirado en su espejo y se ha gustado. Y ha inventado el pepenismo, versión local del lepenismo. Odio al extranjero, campanas a rebato para salvar a la madre patria, amenazada por hordas de inmigrantes que se quedan con todo, todo y todo.

La fiesta empezó en la Diagonal de Barcelona. Cada cual c...

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"Oigo patria tu aflicción". No es el lema de campaña del PP, aunque se le parece. El poema que así empieza cantaba al 2 de mayo, cuando España se sublevó contra el invasor francés. El invasor es hoy el rumano, el marroquí: el otro. Y ante tanta invasión, el PP ha descubierto a Le Pen. Se ha mirado en su espejo y se ha gustado. Y ha inventado el pepenismo, versión local del lepenismo. Odio al extranjero, campanas a rebato para salvar a la madre patria, amenazada por hordas de inmigrantes que se quedan con todo, todo y todo.

La fiesta empezó en la Diagonal de Barcelona. Cada cual con su cada cuala. Igual que Artur Mas ha convocado hoy a empresarios en el Majestic, hotel donde CiU pactó con el Aznar de sus amores, los populares arrancaron en la Barcelona noble: allí hay menos inmigrantes (salvo los que trabajan en el servicio doméstico, no siempre con alta en la Seguridad Social). Una cena con unos 600 comensales, amenizados por un conjunto que tocaba canciones que Aznar no habría entendido porque algunas eran en inglés. Sí lo entiende Alicia Sánchez-Camacho, pero no presume de ello, que en su partido la cultura no mola.

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Fue una cena de campaña: ensalada con queso de cabra acompañada de un clarete de rioja que se sirvió abierto a señoras bien peinadas y varones con solapas decoradas con banderitas rojas y gualdas y gafas modelo Fabra. Hasta que llegó la líder, Alicia de España -acompañada de Mariano Rajoy, que no es el dueño de las palabras, prefiere los silencios-, fue Alberto Fernández quien hizo la ronda saludando. Pero el saludado, el bien amado, era un badalonés que no vive en Badalona: Xavier García Albiol. Azote de los inmigrantes sin papeles. No hubo ninguno en la cena. Y algunos la habrían agradecido.

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