PROPUESTAS

Tu sofá es mi hotel

La web de couchsurfing.org ya tiene dos millones de usuarios. ¡A dormir gratis!

En Berlín hay 24.879 sofás disponibles. Sí, para dormir gratis. ¿Se anima? Un billete de avión con Easyjet (49,98 euros), un lugar donde dormir (0 euros), unos bocadillos... Ya no hay excusa para quedarse en casa. Internet y el auge de las redes sociales han fomentado esta nueva forma de turismo, un éxito entre jóvenes mochileros. Unos duermen gratis bajo techo y otros practican como guías de su ciudad con la excusa de relacionarse con otras culturas. La letra pe...

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En Berlín hay 24.879 sofás disponibles. Sí, para dormir gratis. ¿Se anima? Un billete de avión con Easyjet (49,98 euros), un lugar donde dormir (0 euros), unos bocadillos... Ya no hay excusa para quedarse en casa. Internet y el auge de las redes sociales han fomentado esta nueva forma de turismo, un éxito entre jóvenes mochileros. Unos duermen gratis bajo techo y otros practican como guías de su ciudad con la excusa de relacionarse con otras culturas. La letra pequeña es sencilla: el que aloja puede ser alojado por su invitado en el futuro.

Todo empezó en 2003, cuando Casey Fenton, un veinteañero de Boston, compró unos billetes de avión low cost para viajar a Islandia. La oportunidad era única, pero no tenía dinero para pagarse un hotel. Así que envió un mensaje por correo electrónico a los casi 1.500 estudiantes que aparecían en el directorio de la Universidad de Reykjavik. Les pidió alojamiento, aunque fuera en el sofá (de ahí el nombre del proyecto, couch es sofá en inglés). Y funcionó. Recibió medio centenar de contestaciones y se embarcó en una aventura que sería la semilla de la red social Couchsurfing.org, que cuenta en la actualidad con casi dos millones de usuarios en todo el mundo.

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La mayoría de los couchsurfers puntúa muy alto la opción de conocer los países desde la perspectiva de sus habitantes. "Mi anfitrión griego nos llevó a ver el Partenón por la noche desde una colina donde se reúnen los atenienses. Nos cocinó platos riquísimos y nos llevó a un bar de tapas en un barrio típico", cuenta Andrea, madrileña de 25 años. No obstante, asegura que nunca viajaría sola. "Mi experiencia fue muy buena, pero más vale prevenir que curar".

La principal excusa que esgrimen los primerizos de esta red es la inseguridad de alojarse en casa de alguien a quien no han visto nunca. La propia red social dedica un apartado a consejos para los que viajen solos y recomienda utilizar su servicio de mensajes. "Nunca es tarde para decir no", "prepara un plan B" o "no hagas público tu teléfono ni correo electrónico" son algunas de las advertencias.

Rita, a sus 19 años, no teme lo desconocido. Viajó desde Badalona hasta Marruecos, donde se encontró con varios ciberamigos que conoció a través de esta web. La próxima vez dice que quiere hacerlo en solitario: "Cuando viajas solo tienes que integrarte con la gente del país y sus costumbres".

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Registro y seguridad

Lo primero es crear un perfil. En él se incluye una fotografía, los gustos e intereses personales y la disponibilidad para alojar a otros usuarios. Si no se fía, siempre puede empezar por tomar un café o enseñar su ciudad a otros. Esa es la verdadera filosofía del couchsurfing. "Lo hago porque me encanta llegar a un sitio y saber que no estaré solo", asegura Luis, un mexicano de 24 años que ha hecho buenas amistades en Portugal, España, Marruecos e Irlanda de esta manera. Una vez registrado, solo hay que navegar en busca de sofás disponibles en la ciudad deseada.

Las referencias son una buena vara para medir el buen o mal couchsurfer. Siempre que se haya alojado con alguien o al revés, puede dejar comentarios o referencias negativas. La web también permite demostrar la veracidad de los datos mediante la tarjeta de crédito. Los miembros que donan una cantidad al proyecto confirman así su identidad y localización.

Para algunos, el surfeo de sofás es adictivo: "Lo descubrí hace cuatro años cuando hice el Interrail. Fue por ahorrar, pero una vez que lo has probado un par de veces lo haces por la experiencia", cuenta David. Este salmantino de 27 años es un devoto del couchsurfing, lo que le ha llevado a vivir numerosas anécdotas. "En Berna (Suiza) me tocó una familia muy religiosa. Al día siguiente era la presentación oficial de la novia del hijo ¡Y nos invitaron al banquete!".

Las capitales de Francia (32.826), Reino Unido (28.380) y Alemania (24.879) son las que aglutinan el mayor número de sofás disponibles. Solo hay una ciudad española en el top ten: Barcelona (11.817), en décima posición. Madrid (9.947) es la decimocuarta. El 80% de los usuarios tiene entre 18 y 35 años. El número de hombres y de mujeres está muy igualado (50,3% y 41,8%; el resto no especifica género), según las estadísticas de la web. Couchsurfing.org es una red que se mantiene como proyecto sin ánimo de lucro gracias a las donaciones de sus usuarios. Se trata de una forma de viajar, pero también de un modo de vida: mente abierta, mochila al hombro y a surfear en busca de un sofá.

La comunidad de couchsurfers ofrece espacios para dormir (como un sofá) y compañía para descubrir una ciudad.MATTHEW HOGAN

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