La caída de la distribuidora L'Arc de Berà hace temblar al libro catalán

La crisis afecta a un centenar de sellos, 'pillados' con 1,5 millones de euros

La crisis económica y algunos males endémicos del sector han lanzado el primer gran zarpazo al mundo del libro en catalán: la histórica distribuidora L'Arc de Berà ha decidido cesar en su actividad y disolver la sociedad a finales de mes. Al producirse en plena rentrée, la medida castiga duramente las finanzas de un centenar de editoriales independientes pequeñas y medianas -entre otras, Abadia de Montserrat, Angle, Barcino, Bromera, Cossetània, Eumo y Viena- que no han recibido las liquidaciones de la campaña de Sant Jordi, montante que fuentes consultadas calculan "entre 1,5 y 2 millo...

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La crisis económica y algunos males endémicos del sector han lanzado el primer gran zarpazo al mundo del libro en catalán: la histórica distribuidora L'Arc de Berà ha decidido cesar en su actividad y disolver la sociedad a finales de mes. Al producirse en plena rentrée, la medida castiga duramente las finanzas de un centenar de editoriales independientes pequeñas y medianas -entre otras, Abadia de Montserrat, Angle, Barcino, Bromera, Cossetània, Eumo y Viena- que no han recibido las liquidaciones de la campaña de Sant Jordi, montante que fuentes consultadas calculan "entre 1,5 y 2 millones de euros". La caída de L'Arc de Berà, adelantada ayer por los diaris Avui y El Punt, supondrá también el cierre de la librería Ona, creada en 1962 por los mismos accionistas y que recibió la Creu de Sant Jordi en 1986 por su labor con el libro catalán.

La librería Ona, propiedad de la empresa, también cerrará este mes

Un encuentro que celebrarán mañana el consejero de Cultura de la Generalitat y representantes de las editoriales afectadas es la primera consecuencia de las reuniones que una treintena de representantes de editoriales afectadas mantienen desde el lunes. "Tranquilidad, que se buscarán vías de solución", se apresuraron ayer a decir desde la consejería, y es que todos los implicados, L'Arc de Berà incluido, solo temen ahora una cosa: el pánico de los libreros, que empiecen a devolver masivamente los stocks. Por ello, no habrá servicio de novedades de los sellos afectados hasta principios de octubre.

"Aquí no habrá una huida ni una solución provisional", comentó ayer a este diario Jaume Encesa, gerente de la distribuidora, que negó tajantemente que se trate de una suspensión de pagos. "Hemos parado el funcionamiento de la empresa, siendo conscientes de las deudas con los editores, pero deben estar tranquilos porque el accionariado responderá".

Esa respuesta pasaría, según editores afectados, por una aportación de patrimonio inmobiliario por parte de los socios para mitigar los daños. En esa línea, en vez de esperar a la incierta venta de esos activos, los editores querrían que la Generalitat los conviertiera ya en líquido a partir de créditos puente oficiales.

Encesa admite como primera causa de la fallida de L'Arc de Berà la marcha de las editoriales Columna y la de los distintos sellos de Enciclopèdia Catalana (Proa, La Galera, Pòrtic...) que se incorporaron a la nueva distribuidora Àgora, nacida en 2008 tras la megafusión entre Edicions 62, Enciclopèdia Catalana y los sellos catalanes de Planeta. Esas editoriales generaban buena parte de la facturación de la distribuidora, creada en 1971 con un alto componente de servicio sociocultural más allá de la viabilidad económica: llevar cualquier libro escrito en catalán a cualquier rincón de los territorios de habla catalana.

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"Esta historia se ha acabado: hemos estado trabajando con empresas que no funcionaban con parámetros de negocio", admite Encesa, que espera recolocar parcilamente a los 14 trabajadores que quedan en el marco de la liquidación ordenada y el plan de futuro, que podría pasar por el troceado de las actividades. "Queremos ir a un modelo más abierto, separando el aspecto logístico del editorial. Por ello formaremos una empresa comercial que ya ha tenido contacto con unas 20 editoriales y quizá otra de facturación, que no estarán ligadas y podrán trabajar con quienes quieran".

Encesa desvinculó de la quiebra a la empresa de logística Arc Logi, creada en 2006 por algunos de los accionistas de la misma L'Arc de Berà (como Encesa), que se dedica al almacenamiento y transporte de libros y que recibió unas ayudas "reintegrables" de 600.000 euros de la Generalitat.

Por lo que respecta a la librería Ona, que solo ofrece libros en catalán, Encesa es tajante: "Solo estaba a rebosar el día de Sant Jordi; no es rentable: ya ha cumplido su función". También tajante fue ayer el presidente de la Asociación de Editores en Lengua Catalana, Ernest Folch: "Es un golpe duro para el tejido editorial catalán porque pilla al 25% de las empresas y puede caer alguna".

Fachada de la librería Ona de Barcelona, ayer tarde.CARLES RIBAS

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