Cartas al director

El valor de las encuestas

Uno de los principales argumentos esgrimidos por la dirección nacional del PSOE y por los partidarios de Trinidad Jiménez es que en las primarias madrileñas se trata de elegir al candidato que pueda ganar a Esperanza Aguirre, y que las encuestas sitúan a la ministra de Sanidad en una posición mucho mejor que su rival, Tomás Gómez. Este razonamiento, en la medida en que el objetivo de los partidos debe ser el alcanzar todo el poder posible para poder desarrollar mejor su programa político, resulta irrefutable.

Ahora bien, ¿por qué no ir más allá con esta tesis? Es decir, ¿por qué no apli...

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Uno de los principales argumentos esgrimidos por la dirección nacional del PSOE y por los partidarios de Trinidad Jiménez es que en las primarias madrileñas se trata de elegir al candidato que pueda ganar a Esperanza Aguirre, y que las encuestas sitúan a la ministra de Sanidad en una posición mucho mejor que su rival, Tomás Gómez. Este razonamiento, en la medida en que el objetivo de los partidos debe ser el alcanzar todo el poder posible para poder desarrollar mejor su programa político, resulta irrefutable.

Ahora bien, ¿por qué no ir más allá con esta tesis? Es decir, ¿por qué no aplicarla también al PSOE a nivel nacional? Las encuestas muestran un descontento del electorado socialista con José Luis Rodríguez Zapatero, que hará prácticamente imposible que el presidente repita una tercera victoria y que servirá en bandeja la mayoría absoluta al PP.

Sin embargo, las encuestas también muestran que los españoles rechazan a Mariano Rajoy y que la corrupción que asuela al Partido Popular no hace deseable que los conservadores se hagan con las riendas del país en estos momentos.

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Por tanto, lo mejor para el PSOE, según las encuestas y según toda lógica, es que el candidato a las próximas elecciones generales y la persona que saque al país de la crisis sea Alfredo Pérez Rubalcaba. ¿Por qué no hacer caso a las encuestas.

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