Argentina-España

Saber elegir

Fichar a Xavi, Iniesta o Pedro tiene su mérito porque son jugadores que exigen una mirada futbolística, precisan que intervenga un entendido, un técnico que sepa qué le conviene al equipo para avalar su incorporación. Messi, en cambio, ya sobresalía tanto a sus 12 años, en septiembre de 2000, que cualquier espectador que le hubiera visto entrenarse en aquel campo 3, anexo al Miniestadi, en el que probaba con el Barça, le habría contratado. Era un niño diferente, un jugador que mostraba cosas distintas, detalles que seguramente ni siquiera él sabría explicar porque le eran innatos. No hacía fal...

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Fichar a Xavi, Iniesta o Pedro tiene su mérito porque son jugadores que exigen una mirada futbolística, precisan que intervenga un entendido, un técnico que sepa qué le conviene al equipo para avalar su incorporación. Messi, en cambio, ya sobresalía tanto a sus 12 años, en septiembre de 2000, que cualquier espectador que le hubiera visto entrenarse en aquel campo 3, anexo al Miniestadi, en el que probaba con el Barça, le habría contratado. Era un niño diferente, un jugador que mostraba cosas distintas, detalles que seguramente ni siquiera él sabría explicar porque le eran innatos. No hacía falta saber de fútbol para darse cuenta de sus aptitudes. Así que para mí fue una tarea nada complicada aprobar su contratación y perseverar hasta el final para que cumplimentaran su ficha.

Los problemas con este tipo de jugadores vienen después, cuando los técnicos empiezan a quejarse porque regatean demasiado, porque son excesivamente individualistas, porque parecen jugadores de futbolín. Algún desencuentro tuve y recuerdo que mi respuesta fue siempre la misma: "Traedme otro igual y haremos un equipo todavía mejor. Quiero a 11 que regateen como Leo Messi". Messi aprendió rápidamente a tomar decisiones, a elegir entre regatear o jugar con los demás, porque recibía muchas veces el balón y no siempre podía driblar, sino que también podía pasar o tirar paredes y, evidentemente, rematar. No se estancó nunca ni jugó solo, sino que progresó porque siempre ha estado rodeado de jugadores que le abastecen de balones y cada uno de ellos puede tener una respuesta diferente. Messi la sabe encontrar porque el fútbol-asociación gana al individual.

El problema que tiene con Argentina es, por una parte, que recibe menos veces la pelota y, por tanto, tiene menos posibilidades para elegir y, por otra, que no está acostumbrado a jugar como Maradona. Messi entiende el juego 11 contra 11 y, por tanto, sabe que, cuando le quieren quitar el balón, tiene varias opciones: pasarlo al compañero de al lado, regatear al rival, combinar o, si tiene tiempo, disparar a portería. Messi no solo sabe jugar bien al fútbol, sino que sabe interpretar el juego.

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