ESCENARIOS DE UNA CIUDAD FESTIVA | Los conciertos | Días de diversión

Caleidoscopio musical

La oferta musical de la Aste Nagusia ha ido diversificándose con el paso de las ediciones. Actualmente, el espectro da cabida a una gran variedad de estilos, que abarcan desde la música clásica al rock duro pasando por la copla y el reggae. Enrique del Bosque, programador musical de las fiestas bilbaínas, considera que ello responde a "una evolución y ampliación de la oferta que ha derivado en una diversificación".

La Plaza Nueva es la ubicación elegida para las llamadas músicas del mundo. El escenario es testigo de los viajes a través de las culturas cubana, jamaicana, ar...

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La oferta musical de la Aste Nagusia ha ido diversificándose con el paso de las ediciones. Actualmente, el espectro da cabida a una gran variedad de estilos, que abarcan desde la música clásica al rock duro pasando por la copla y el reggae. Enrique del Bosque, programador musical de las fiestas bilbaínas, considera que ello responde a "una evolución y ampliación de la oferta que ha derivado en una diversificación".

La Plaza Nueva es la ubicación elegida para las llamadas músicas del mundo. El escenario es testigo de los viajes a través de las culturas cubana, jamaicana, argelina, irlandesa o francesa, entre otras. Debido a su céntrica ubicación, el público resulta muy heterogéneo; predomina el perfil alternativo, pero también los turistas extranjeros. Parece que el mensaje de mestizaje que preconizan estos músicos se ha traspasado al público asistente.

En Abandoibarra, el ambiente es plácido y las sillas invitan al reposo

El escenario de Botica Vieja alberga los llamados "conciertos de gran formato". Este espacio acogió el pasado lunes el multitudinario concierto de Marta Sánchez. Quien piense que la cantante está pasada de moda se halla totalmente equivocado. El recinto se encontraba a rebosar. Conseguir una bebida resultaba una hazaña épica. En los servicios, algunas jóvenes movían las caderas mientras hacían cola para no perder ni un instante. El promedio de edad rondaba la treintena.

Abundaban por doquier las émulas de La Sánchez: ropa ajustada, maquillaje marcando contrastes y cabelleras oxigenadas. Un chico ondeaba en la primera fila la bandera gay del arco iris mientras gritaba "Marta eres única". Nadie estaba por casualidad; todos acudían en tropel a ver a la cantante.

Un ejército de fans constituye un grupo idóneo con el que hacer negocio. Los vendedores lo saben bien. Algunos optaban por la siempre eficaz cerveza de lata a un euro. Otros aprovecharon la alegría generalizada para vender objetos traídos del Lejano Oriente. Según cuentan, las gafas XXL y las diademas con luces fueron las estrellas de la noche.

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Los conciertos de Botica Vieja comenzaron en 2004. "Al principio, la Aste Nagusia era el balón de oxígeno de la oferta cultural en Bilbao, porque no había nada más. Por eso nos dedicábamos a traer a grandes nombres, como Miguel Ríos. Ahora tendemos a la diversificación para llegar al mayor número de personas", como apunta Del Bosque.

Abandoibarra se especializa en los espectáculos de artistas nacionales. El ambiente resulta más plácido. Las numerosas hileras de sillas que el Ayuntamiento ha colocado construyen un espacio que invita al reposo. El público se extiende por los aledaños del recinto. La media de edad ronda los 50 años.

"No sabíamos quién tocaba. Hemos dado un paseo por la Ría y venimos a escuchar lo que echen", comenta una pareja de bilbaínos mientras escuchan a Sole Giménez, quien actuó allí el pasado miércoles junto a la Banda Municipal de Bilbao."Esto está tranquilo. La gente no consume mucho, vienen solo a ver", comenta un camarero mientras contempla ociosamente la actuación.

La música de grupos locales tiene como marco Bilborock. Cada día de fiestas tocan allí dos grupos a las ocho de la tarde, normalmente los de la vertiente más rockera. "Este año se presentaron 77 bandas, de las que se escogieron 16. Para poder participar, por lo menos uno de los componentes tenía que estar empadronado en Vizcaya", explica Del Bosque.

Unos metros antes de llegar al lugar, las prendas de vestir negras y las melenas comienzan a aparecer más de lo normal. También los grupos de asistentes haciendo botellón a plena luz del día en las márgenes de la Ría. Lo dicho, Aste Nagusia, para todos los gustos y colores.

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