Análisis:EL ACENTO

Mal vídeo, mala ocurrencia

Desde el principio: ¿a santo de qué tenía Mariano Rajoy que hacer un vídeo en el que nos contaba que se iba de vacaciones? Para continuar: ¿y por qué desde un coche, con ese aspecto cutre de película doméstica que más parecía procedente de un tomavistas de súper-8 rodado por un cuñado en el seiscientos familiar? Pues no se equivoquen, que esto no es la navaja de Ockham, y la respuesta más sencilla no es la correcta. Los grandes publicistas del partido que aspira a gobernar decidieron tal cosa, el vídeo y la carretera, para poder enseñar lo que de verdad querían dejar como el mensaje más import...

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Desde el principio: ¿a santo de qué tenía Mariano Rajoy que hacer un vídeo en el que nos contaba que se iba de vacaciones? Para continuar: ¿y por qué desde un coche, con ese aspecto cutre de película doméstica que más parecía procedente de un tomavistas de súper-8 rodado por un cuñado en el seiscientos familiar? Pues no se equivoquen, que esto no es la navaja de Ockham, y la respuesta más sencilla no es la correcta. Los grandes publicistas del partido que aspira a gobernar decidieron tal cosa, el vídeo y la carretera, para poder enseñar lo que de verdad querían dejar como el mensaje más importante de su líder ante la temporada que nos espera: daremos la batalla por el toro y nos aprestamos a defender la supervivencia de la fiesta nacional como elemento definitorio de nuestra manera de ser en el mundo, pese a los catalanes que pese.

Y si el afán de encelarse con los cornúpetas, dado el tiempo de agobios y crisis económicas que nos esperan y que tanto auguran, ya era de por sí ridícula, un error como el del cinturón de seguridad ha venido a engrandecer la simpleza para convertirla en un fiasco de mayor calado. Para colmo, el líder, que es quien cometió la infracción, ni siquiera ha dado la cara para disculparse, olvidando que la confesión no permite persona interpuesta, y encargó la tarea a un desafortunado Jorge Moragas -¿sería este emergente directivo del PP el brillante operador de cámara?-, que no ha tenido mejor ocurrencia que pedir la absolución del pecado por tratarse de un error de "un minuto y 33 segundos".

Cuenta absurda y argumento vano, porque hasta los niños de pecho saben que en cuestiones de accidentes más vale perder un minuto en la vida que la vida en un minuto.

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A los dirigentes del PP estas cosas del tráfico se les dan regular. El presidente de honor del partido, José María Aznar, ya dijo aquello de que "a mí no me gusta que me digan no puede ir usted a más de tanta velocidad", para rematar aquella jornada bodeguera con "las copas de vino que yo tengo o no tengo que beber déjame que las beba tranquilamente".

Ir a 180 kilómetros por hora, con largueza de copas en el coleto y sin cinturón de seguridad son todas las recomendaciones que los dirigentes del PP ofrecen a los ciudadanos para echarse a la carretera?

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