Reportaje:moda

Máquinas de naturalidad

La técnica se pone al servicio de acabados gastados y tejidos tradicionales como el lino - La arruga gana adeptos en todas partes, incluido Burberry

Enseñarle a la máquina a sentir. Las dos primeras jornadas de la Semana de la Moda de Milán, una de las principales citas de la industria masculina, muestran un sistema que, como el astronauta Dave, trata de demostrar a los primos de Hal 9000 que en el defecto, la imperfección y la debilidad reside la poesía de lo humano. La innovación tecnológica no implica esta vez una estética artificial y fría, sino que se pone al servicio de una filosofía cálida y sensible. "Hemos empleado la tecnología de 2010 para dar nuevos acabados a tejidos naturales y tradicionales, como el lino", explicaba Tommaso ...

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Enseñarle a la máquina a sentir. Las dos primeras jornadas de la Semana de la Moda de Milán, una de las principales citas de la industria masculina, muestran un sistema que, como el astronauta Dave, trata de demostrar a los primos de Hal 9000 que en el defecto, la imperfección y la debilidad reside la poesía de lo humano. La innovación tecnológica no implica esta vez una estética artificial y fría, sino que se pone al servicio de una filosofía cálida y sensible. "Hemos empleado la tecnología de 2010 para dar nuevos acabados a tejidos naturales y tradicionales, como el lino", explicaba Tommaso Aquilano, uno de los dos diseñadores de Gianfranco Ferré, quien junto a Roberto Rimondi firmó ayer una colección vagamente orientalista. Terminaba: "Por primera vez, la entrada de las máquinas no equivale a ropa de nailon en colores fluorescentes".

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Para la primavera de 2011, las máquinas se han puesto a trabajar -casi contra su naturaleza- en acabados gastados, usados, retorcidos. Humanos. De su mano, Tomas Maier firmó un exquisito tratado de nuevos materiales para Bottega Veneta ayer por la mañana. Pieles tan ligeras como el papel y tan finas como el algodón obligaban a escudriñar los bordes de cada silueta para identificarlas correctamente. La sastrería se volvía fluida y aérea y se nutría de abundantes referencias atléticas. Una inspiración compartida por Italo Zuchelli en Calvin Klein. El diseñador italiano repiensa los códigos del vestuario informal estadounidense (del chándal a los pantalones chinos) de la mano de una abrumadora investigación con los materiales. Aunque la estética que Zucchelli prefiere siempre es más tecnófila que naturalista, ahora también entran en su vocabulario acabados menos pulidos. Espray y lejía chispean sobre algodón y piel y las superficies se vuelven más rugosas.

La arruga gana adeptos en todas partes. Christopher Bailey exhibió el sábado, en su colección de Burberry Prorsum, gabardina y popelín que morirán sin conocer una plancha y hasta cuero doblado. Inspirado por las fotografías de la ropa para moteros que diseñó Thomas Burberry y por la inevitable escena musical londinense, entregó la versión más punk de la firma. Una en la que el clásico trench se convierte en una chupa de cuero con tachuelas. Guiño -subrayado por las canciones de The Animals- de lo más conveniente para festejar el lanzamiento de Burberry Acustic, un proyecto que promoverá a nuevas bandas británicas a través de Internet. Seis jóvenes músicos británicos, miembros de Life in Film, Golden Silvers o The Cheek, estaban entre los invitados. Otros dos, entre los modelos.

"Me interesaba la idea del legado, de las piezas vividas y también desarrollar la idea de que la ropa de abrigo se puede convertir en una segunda piel. No hay apenas sastrería", explicaba Bailey tras la presentación. Es cierto que ese punto de partida tuvo consecuencias desconcertantes, como la proliferación de chaquetones y botas hasta la rodilla en una colección para primavera. Pero, en este frío y lluvioso junio milanés, a ver quién es el valiente que le tacha de poco realista.

El hombre que desestructuró el traje masculino, Giorgio Armani, también se sumó ayer a la causa de la innovación técnica para aligerar materiales en su segunda línea, Emporio. Pocos como él pueden esgrimir tanta legitimidad en el campo de las siluetas suaves y orgánicas. Pero la colección se escoró hacia el lado de la inteligencia artificial y buscó la modernidad con demasiada ansiedad. La acumulación de cadenas, transparencias y estampados animales se aleja de la placidez que la moda aspira a transmitir hoy. Al final del desfile, una proyección anunciaba que Emporio Armani había vestido a los bailarines de Lady Gaga en su último vídeo, Alejandro. Se vio el clip y, como si salieran de la cinta, un ejército de modelos vestidos como los bailarines tomaron la pasarela. Ayer fue el día en el que hasta los extras de Lady Gaga fueron noticia.

Detalle de la colección de Burberry Prorsum.

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