Cartas al director

Orgullo por la Biblioteca Nacional

Uno de los méritos que exhibo con mayor orgullo es el título que me arrogo por derecho propio de ser investigador perpetuo en nuestra Biblioteca Nacional; y este derecho lo certifico con una regularidad que conocen bien los profesionales que la atienden.

Esta condecoración que me impongo no es más que una pegatina de lector con la que a menudo continuo fuera de la Biblioteca. Siempre he publicitado el lujo de esta institución, que no sólo valoro por este continuo uso sino porque la comparo con las más importantes bibliotecas internacionales que también utilizo asiduamente.
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Uno de los méritos que exhibo con mayor orgullo es el título que me arrogo por derecho propio de ser investigador perpetuo en nuestra Biblioteca Nacional; y este derecho lo certifico con una regularidad que conocen bien los profesionales que la atienden.

Esta condecoración que me impongo no es más que una pegatina de lector con la que a menudo continuo fuera de la Biblioteca. Siempre he publicitado el lujo de esta institución, que no sólo valoro por este continuo uso sino porque la comparo con las más importantes bibliotecas internacionales que también utilizo asiduamente.

Con este preámbulo pretendo justificar mi indignación y tristeza por la decisión política de "degradar" la dirección de la Biblioteca Nacional, ignorando el alto significado de esta acción. Y quiero manifestarme con esta carta al director para pedir que seamos muchos en solicitar que sea reconsiderado este error.

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Como votante ya me han dolido otros desaciertos que se han cometido en la gestión cultural oficial, y sin ir más lejos los inútiles y costosos cambios de nombres consolidados de algunos museos nacionales. Sin embargo, esta decisión me avergüenza profundamente frente al orgullo que otros países sienten por las instituciones que representan la parte más esencial de su cultura.

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