Final a cuatro de la Euroliga

Los mejores frente a frente

Pasado el susto de unas semifinales espinosas, sobre todo para los griegos, Barcelona y Olympiacos tienen que dirimir esta tarde un debate que arrancó hace ya ocho meses, cuando vistas las confecciones de ambas plantillas esta combinación para la final era la que menos dividendos daba en las casas de apuestas. Salvo el batacazo de Panathinaikos y la agradable sorpresa que ha supuesto la resistencia heroica del Partizán, todo se ha desarrollado con bastante lógica. La que apunta hacia la necesidad de plantillas tan talentosas como amplias para triunfar en esta competición. Barça y Olympiacos pu...

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Pasado el susto de unas semifinales espinosas, sobre todo para los griegos, Barcelona y Olympiacos tienen que dirimir esta tarde un debate que arrancó hace ya ocho meses, cuando vistas las confecciones de ambas plantillas esta combinación para la final era la que menos dividendos daba en las casas de apuestas. Salvo el batacazo de Panathinaikos y la agradable sorpresa que ha supuesto la resistencia heroica del Partizán, todo se ha desarrollado con bastante lógica. La que apunta hacia la necesidad de plantillas tan talentosas como amplias para triunfar en esta competición. Barça y Olympiacos pueden presumir de las dos cualidades, aunque en estilo e intenciones de juego discrepen. Estos son algunas de los asuntos a dilucidar en un partido que se presenta apasionante.

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- Los bases. Al Barcelona en su versión baloncestística le ocurre un poco como a sus colegas futbolistas. Casi nadie se atreve a plantearle los partidos a campo abierto, pues piensan que están perdidos. Quizás el Partizán lo hubiese hecho, pero no será el caso del Olympiacos. Además, es que no sabe. Lo suyo es dejarse dirigir por Teodosic y Papaloukas, que, sobre en el caso del segundo, es un tipo muy listo. Ninguno destaca ni por su rapidez ni por sus cualidades defensivas, por lo que Ricky Rubio podría aprovecharse para darle revoluciones al juego. Esperando un partido trabado, todo lo que sea desmadejarlo un poco debería ir a favor del Barça.

- Los aleros. Apasionante el enfrentamiento de Navarro y Mickeal contra Childress y Kleiza. Talento ofensivo en estado puro y ascendencia sobre el colectivo. Cuando las cosas se pusieron difíciles frente al Partizán, estos dos jugadores sacaron al Olympiacos del apuro. Además, su desconexión del juego resulta un factor primordial. Al primero, cuanto más lejos del aro haga su juego, mejor. De Navarro sólo se puede añadir que más que nunca será un termómetro fiable de los biorritmos blaugrana. Con él enchufado, todos se vienen arriba.

- Los pívots. Dura tarea tienen Lorbek, Vázquez, Morris y N'Dong con Schortsanitis. Su descomunal fuerza y el volumen que desplaza con sus movimientos puede suponer un problema importante, pues a ninguno de los tres les sobran los kilos. Parece una buena opción que el Barcelona cargue su juego ofensivo en sus hombres altos para meter en problemas a un jugador que parece, dentro de sus posibilidades, bastante fino. Otro al que tendrán que vigilar será Bouroussis. El viernes hizo una tarea de aliño en defensa y rebotes ofensivos que resultó crucial. Volvemos al mismo tema. Si el Barça puede jugar rápido, gente como Fran Vázquez obtendrá ventaja de sus adversarios.

- Lo demás. Todo apunta, como ya ocurrió en las semifinales, a que el partido entre el Barcelona y el Olympiacos terminará decidiéndose por unos cuantos detalles, por lo que todo lo que ocurra de principio a final tiene una importancia capital. El acierto en los pocos tiros que realizarán Lakovic y Basile, la capacidad revolucionaria de Grimau o que N'Dong mantenga su rendimiento de la semifinal pueden terminar resultando cruciales, de la misma manera que el Olympiacos, después de gastarse una millonada, puede terminar encomendándose a que Penn se pegue como una lapa durante un rato a Navarro o que Vasilopoulos reparta la estopa necesaria para hacer de la defensa griega algo infranqueable.

Grandes talentos, ambiente asegurado como siempre que anda por medio un equipo griego y el premio gordo europeo en juego. El Barça, por su juego durante toda la temporada, se lo ha merecido sobradamente, pero como le gusta decir a Epi, los mejores son siempre los que ganan. Pues que ganen.

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