Ferrol pide el derribo del muro militar que cierra el paso a la ría

El Ayuntamiento de Ferrol desveló ayer sus planes para sustituir progresivamente un largo tramo de la muralla entre la plaza de Galicia y el barrio de Ferrol Vello por una verja que permita a los vecinos recuperar la vista sobre la ría, oculta tras una tapia durante 250 años.

Forma parte de un proyecto urbanístico mucho más ambicioso para reconciliar las dos mitades de una ciudad, la civil y la militar, divididas por una muralla desde 1761. El alcalde, Vicente Irisarri (PSdeG), pretende derribar un primer tramo en 2011 con el visto bueno del Ministerio de Defensa, haciendo compatibles l...

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El Ayuntamiento de Ferrol desveló ayer sus planes para sustituir progresivamente un largo tramo de la muralla entre la plaza de Galicia y el barrio de Ferrol Vello por una verja que permita a los vecinos recuperar la vista sobre la ría, oculta tras una tapia durante 250 años.

Forma parte de un proyecto urbanístico mucho más ambicioso para reconciliar las dos mitades de una ciudad, la civil y la militar, divididas por una muralla desde 1761. El alcalde, Vicente Irisarri (PSdeG), pretende derribar un primer tramo en 2011 con el visto bueno del Ministerio de Defensa, haciendo compatibles los intereses de la seguridad nacional con el disfrute del patrimonio histórico sobre un arsenal militar del XVIII que aspira a ser reconocido por la Unesco.

Los técnicos señalan un primer tramo, junto al teatro Jofre, como el más idóneo para ser derribado en la primera fase. Es parte del "muro no fundacional" que se levantó a finales del siglo XIX para ampliar la muralla original, que no incluía los astilleros ni el Dique de la Campana. La propuesta pasa por colocar barrotes sobre la base de esa tapia, para sustituir un gran muro opaco por una verja diáfana.Los técnicos del Ayuntamiento de Ferrol admiten que la sustitución del muro será un proyecto "por etapas y de largo recorrido" obligado a vencer las reticencias del ministerio, que volverá a revisar el proyecto ferrolano antes de tomar una decisión. La propuesta, que firman el arquitecto Iago Seara y José Manuel Moure, lleva dos años cocinándose a fuego lento en las oficinas de los técnicos con mucho tino y cautela para no irritar a Defensa.

La muralla del Arsenal fue el peaje que la ciudad comenzó a pagar hace tres siglos para convertirse en la base naval de la Armada. Desde el puerto de Curuxeiras hasta el barrio de Esteiro, un espeso muro de cinco metros de altura se extiende a lo largo de dos kilómetros en paralelo a la ría. Durante las tres últimas décadas, corporaciones de distinto color político han clamado contra el muro, pero apenas han logrado derribar unos centenares de metros. Fue Irisarri, a principios de los años noventa, durante su etapa como presidente del puerto, el primero que se encargó de echar abajo un tramo frente al Cuartel de Instrucción, que reemplazó por una valla por el precio de siete millones de pesetas. El segundo tramo, frente al campus de Esteiro, se derribó después con Manuel Couce (PSOE) en la alcaldía y con cargo a fondos europeos. Pasó otra década antes de que el BNG lograse permiso para tirar un pequeño trecho entre Navantia y Herrerías. La obra comenzó en 2002 y se retomó años después, con el popular Juan Juncal como regidor.

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