Crónica:REAL MADRID 3 - ATLÉTICO 2 | 29ª jornada de Liga

El Madrid puede con su ansiedad

A base de arrebatos, el equipo de Pellegrini resuelve un mal partido ante un Atlético incapaz de enchufar a Agüero y Forlán

Hasta el Atlético, habitualmente con la bandera blanca siempre dispuesta ante el vecino, es capaz de provocar un ataque de ansiedad al Madrid, líder y fustigador de los rojiblancos desde hace una década. El Madrid tiene prisa, su juego no tiene tránsito y le puede el vértigo, para lo bueno y para lo malo. El primer tiempo, con el marcador adverso, fue un ejemplo de sus desvelos, con todos a una velocidad superior a la que demanda cualquier partido. En la reanudación, con más intensidad y menos precipitación, irrumpió el Madrid artillero, el que derriba a sus rivales con poco fútbol y el mazo a...

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Hasta el Atlético, habitualmente con la bandera blanca siempre dispuesta ante el vecino, es capaz de provocar un ataque de ansiedad al Madrid, líder y fustigador de los rojiblancos desde hace una década. El Madrid tiene prisa, su juego no tiene tránsito y le puede el vértigo, para lo bueno y para lo malo. El primer tiempo, con el marcador adverso, fue un ejemplo de sus desvelos, con todos a una velocidad superior a la que demanda cualquier partido. En la reanudación, con más intensidad y menos precipitación, irrumpió el Madrid artillero, el que derriba a sus rivales con poco fútbol y el mazo a punto. Y al Atlético le cuesta poco derretirse.

El Atlético, que tantas veces ha sido la apoteosis de lo plano, esta vez mantuvo al menos el orden durante un acto. Sin alharacas, pero no fue el equipo mustio que se ha perpetuado ante el Madrid en la última década. Le faltó un mayor efecto disuasorio de Agüero y Forlán, la única veta que le distingue. Pero al equipo rojiblanco le faltan luces en el medio campo, por mucho que Tiago haya maquillado algo dicha carencia. El Madrid se sintió atormentado por el gol de Reyes, y lejos de administrar la desventaja con paciencia, le concedió a su vecino derecho de asilo a espaldas de Sergio Ramos y Albiol. Lo desaprovechó el cuadro de Quique, que no tiene asistentes para sus reputados delanteros, acostumbrados a buscarse las habichuelas. En el Atlético sólo hay dos centrocampistas genuinos, Assunçao y Tiago. Los laterales poco pesan y en cada ocasión que Reyes y Simao no reman hacia atrás, el equipo no tiene sostén. A sus defensas les falta contundencia y el balón les crea urticaria. En el Atlético puntúan los delanteros, por más que en ocasiones, como ayer, no haya rojiblanco que dé una puntada con el Kun y Forlán.

REAL MADRID 3 - ATLÉTICO 2

Real Madrid: Casillas; Arbeloa, Albiol, Ramos, Marcelo; Granero (Guti, m. 82), Gago, Xabi Alonso, Van der Vaart (Raúl, m. 75); Higuaín (M. Diarra, m. 88) y Cristiano Ronaldo. No utilizados: Dudek; Metzelder, M. Alonso y Mosquera.

Atlético: De Gea; Valera (Perea, m. 41), Ujfalusi, Domínguez, A. López; Reyes (Jurado, m. 46), Assunção, Tiago, Simão (Salvio, m. 77); Agüero y Forlán. No utilizados: Asenjo; Juanito, Camacho e Ibrahima.

Goles: 0-1. M. 10. Reyes. 1-1. M. 49. Xabi. Alonso. 2-1. M. 55. Arbeloa. 3-1. M. 62. Higuaín. 3-2. M. 67. Forlán, de penalti.

Árbitro: Undiano Mallenco. Amonestó a Arbeloa, Perea, Ramos y X. Alonso (los dos últimos no podrán jugar ante el Racing).

Unos 80.000 espectadores en el Bernabéu.

Con el marcador en contra, los blancos se desataron. Es su seña de identidad
Al conjunto rojiblanco le faltan luces en el medio campo pese al maquillaje de Tiago
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Con el marcador en contra desde el inicio, el Madrid se desató de mala manera. Es su seña de identidad, máxime cuando se ve a rebufo. Este equipo no tiene tiempos. Cada encuentro parece un asunto privado de sus delanteros, cuya influencia en el equipo es tan evidente que todos buscan sus directos a la mandíbula, sin demoras. Pellegrini no tiene centrocampistas que cambien el perfil del equipo, que le den pausa, engaño, temple. En definitiva, otros registros. Para algunos medios, caso de Granero, cada partido parece ser un trámite. El Madrid explota su mano pesada sin disimulos. Si anoche retrasó su remontada fue por sus propios fantasmas y por cierta fatalidad. Sólo así se pueden interpretar los dos fallos en el primer tiempo de Higuaín y Cristiano, que no son sospechosos, pero a veces pagan el neurótico fútbol que su equipo propone.

Sin juego, pero de arreón en arreón, el Madrid cerró unas cuantas jugadas ante De Gea. Algunas eran gol o gol. Con el meta rojiblanco acostado en el suelo, Higuaín remató a un palmo del gol, pero se interpuso de forma milagrosa Tiago. Poco después, Cristiano cabeceó solo ante el flequillo del novato portero rival. La pelota, por una vez, burló al portugués. No jugaba bien el Madrid, pero amenazaba; no intimidaba el Atlético, pero se sostenía en una cita que durante tanto tiempo le ha hecho tiritar. El gol de Reyes, una jugada propiciada por Albiol, que pateó al viento ante Tiago antes de que éste y Agüero iluminaran al andaluz, le dio más carrete del que esperaba. En realidad lo que le consintió el Madrid.

Una subida de voltaje le bastó al grupo de Pellegrini para empinar la jornada. Afrontó el segundo tiempo sin titubeos, con intensidad pero mayor aptitud, sin el desenfreno inicial. Suficiente para que el Atlético se refugiara un poco más, un suicidio ante equipos con martillo pilón. El equipo de Quique no sabe defender; el de Pellegrini adora alquilar el área adversaria. El vendaval blanco no se hizo esperar. Del toque de corneta se encargó Xabi Alonso, que calcó su gol ante el Sporting de hace ocho días. Albiol (entonces fue Cristiano) peinó un córner y el donostiarra, pegado al poste izquierdo de De Gea fusiló al Atlético ante la mirada de Antonio López, uno de los que no había visto el vídeo del choque con los asturianos. Tan frágil es el Atlético de estos tiempos, que un azote le desnorta hasta caricaturizarle. En un suspiro, todo el Atlético concedió una hora a Xabi Alonso para que armara un pase de 60 metros a Arbeloa, que llegó por su lateral a la brasileña, como si fuera el sucesor de Cafú, Junior o Alves, y tras anudar las caderas a Domínguez batió a De Gea con extraordinaria sutileza. Luego, en plena deriva rojiblanca, Tiago se hizo un lío en el balcón del área, la pelota rebotó de forma patosa en Assunçao y cayó a pies de Higuaín, que lleva un año desbocado ante el gol.

Sin Reyes, lesionado, el Atlético estuvo aún más plano, incapaz de enchufar a sus dos delanteros. Es un equipo tieso, sin energía, sin recursos si quiera para que Forlán y Agüero se citen alguna vez con Casillas. Si mantuvo alguna esperanza fue por los dislates del líder, demasiado atento a detalles externos. Alonso sufrió un cortocircuito en un despeje de voleibol: penalti y gol de Forlán. El árbitro le perdonó la tarjeta. Quizá no le hiciera un favor, como demostró Ramos, que se bajó del viaje del domingo a Santander para garantizarse el clásico ante el Barça. Alonso, que estaba en la misma situación, lo consiguió al final. Entre los que buscaban su tarjeta y los que, como CR, jugaban en otro planeta, en el planeta Ronaldo, donde no está permitido quedarse sin gol, el encuentro languideció entre enredos.

Forlán disputa la pelota a HitguaínLUIS SEVILLANO

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