Ni paso ni peatones en Hortaleza

Los comerciantes de la calle aseguran que la eliminación de un cruce está arruinando sus negocios

Los comercios de la calle de Hortaleza llevan semanas anunciando en sus escaparates su propia muerte. La culpa no la tiene la crisis, sino un paso de peatones. Desde que el pasado mes de agosto el Ayuntamiento decidió sustituir el cruce peatonal que unía la calle de la Montera con la de Hortaleza por otro (mucho más grande, de 11 metros) que enlaza con la calle de Fuencarral, 70 comerciantes de Hortaleza aseguran que sus ventas se han desplomado un mínimo del 50%.

La remodelación de la Red de San Luis, clave para el proyecto de peatonalización del centro del Ayuntamiento, obliga ahora a...

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Los comercios de la calle de Hortaleza llevan semanas anunciando en sus escaparates su propia muerte. La culpa no la tiene la crisis, sino un paso de peatones. Desde que el pasado mes de agosto el Ayuntamiento decidió sustituir el cruce peatonal que unía la calle de la Montera con la de Hortaleza por otro (mucho más grande, de 11 metros) que enlaza con la calle de Fuencarral, 70 comerciantes de Hortaleza aseguran que sus ventas se han desplomado un mínimo del 50%.

La remodelación de la Red de San Luis, clave para el proyecto de peatonalización del centro del Ayuntamiento, obliga ahora a quien cruce desde Montera a Fuencarral a recorrer 200 metros en dirección a Cibeles para encontrarse con el siguiente paso de peatones, en la calle del Clavel. Una distancia que lleva a muchos a ignorar la ausencia del paso y cruzar como si aún existiese. "La gente sigue cruzando igual, la salida del metro a Hortaleza ahora es inútil... Sólo el día que haya un atropello se darán por aludidos", clama Luis Gismer, dueño desde hace 30 años de la joyería San Luis.

Los propietarios consideran que sus negocios "son de paso" y que era el incesante goteo de peatones que les proporcionaba el paso peatonal el que llenaba sus tiendas. "Sólo si pasas por aquí vas a la pastelería de Daniel y te da por comprar un bollo. Si no, Daniel se queda sin vender", ilustraba Esteban Taín, desde su tienda de maletas, en la que a las doce de la mañana no hay más que empleados. "¡Claro que somos negocios de paso! Por eso estamos en el centro y pagamos estos alquileres; si no, nos iríamos a Usera", clama Gismer, que se ha erigido como portavoz de la asociación que están a punto de formar.

"Más de lo que me afecta a mí, no le afecta nadie". Habla uno que dice saber muy bien cómo se han resentido los negocios de Hortaleza, Ángel Sierra, que, entre el gimnasio, una tienda de ropa, otra de suplementos deportivos, una pizzería, un centro de bronceado y una cafetería, ocupa seis números de la calle y asegura que los ingresos "han bajado exactamente a la mitad". La cafetería, donde gracias a la eliminación del paso de cebra los desayunos son 40 céntimos más baratos, es, según su dueño, la más afectada por la falta de paso. Tanto, que Sierra asegura que ha dado un ultimátum al propietario del local para que le baje el alquiler. "Si no, me voy a Fuencarral".

Sin embargo, el Ayuntamiento, desde la Dirección General de Movilidad, ve la historia de forma muy distinta. En diciembre respondió a las quejas de los comerciantes con un breve informe en el que se aseguraba que con "las mejoras realizadas en la Red de San Luis y en la calle de Fuencarral", el número de peatones en la calle de Hortaleza, no sólo no ha disminuido, sino que ha habido "un incremento superior al 20%". El documento concluye, además, que la restitución del paso peatonal "supondría dos líneas de detención de vehículos en la misma vía en apenas 32 metros". Así que los que se quejan, ya pueden ir olvidándose de la restitución.

Gismer, en total desacuerdo con el informe y en cómo se ha realizado el conteo de peatones ("lo han hecho en los puntos con más tráfico de personas"), advierte de que no se van a quedar con los brazos cruzados y amenaza: "Si hay que cortar la calle, se cortará".

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