Crónica:REAL MADRID 2- MALAGA 0 | 19ª jornada de Liga

Cristiano es todo pegada

El portugués resuelve para el Madrid con dos goles al Málaga y luego es expulsado por romper la nariz a un rival

No hay quien controle a Cristiano Ronaldo. No lo esposan los rivales, locos por ese torbellino que tan pronto remata a un palmo del portero como suelta un latigazo parabólico desde Marte. No lo controla su entrenador, que se da cabezazos porque ya ha sido expulsado dos veces en media Liga. Ni siquiera él mismo es capaz de encauzar tanta furia. A Cristiano no hay quien le pare. Para bien y para mal, tan capaz de matar con dos dianas un partido endemoniado para el Madrid frente al Málaga como de ser expulsado por un revés de boxeador a Mtilga, al que rompió la nariz. Como ante el Almería, Ronald...

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No hay quien controle a Cristiano Ronaldo. No lo esposan los rivales, locos por ese torbellino que tan pronto remata a un palmo del portero como suelta un latigazo parabólico desde Marte. No lo controla su entrenador, que se da cabezazos porque ya ha sido expulsado dos veces en media Liga. Ni siquiera él mismo es capaz de encauzar tanta furia. A Cristiano no hay quien le pare. Para bien y para mal, tan capaz de matar con dos dianas un partido endemoniado para el Madrid frente al Málaga como de ser expulsado por un revés de boxeador a Mtilga, al que rompió la nariz. Como ante el Almería, Ronaldo fue principio y fin del Madrid, héroe y villano. El bien y el mal.

Antes de su agresión de patio de colegio, el portugués había hecho los deberes y echado el cierre al encuentro. Después de tres partidos ligueros sin marcar, sació su sed llevando dos veces el balón a la red. Luego se le cruzaron los cables, tumbó a Mtilga y dejó al Madrid en inferioridad defendiendo una ventaja que había cazado como acostumbra, con el martillo pero sin música. Cuando la Liga pide cuentas a mitad de ejercicio, el Madrid presenta otra fachada pero el mismo fondo de las últimas temporadas. Por más purpurina que haya comprado Florentino Pérez, el equipo destila un aire ya conocido en el Bernabéu. Más que un grupo con sello, el Madrid sigue siendo un equipo de momentos. Más que un coro, sobresalen los solos de sus futbolistas. Unos ratos de Guti, otros de Cristiano, alguna arrancada de Ramos o el pluriempleo de Lass. Todo demasiado deslabazado, cada pieza por un lado. Como en los viejos tiempos de Capello o Schuster. En Chamartín sigue sin leerse un guión. El partido de ayer contra el Málaga era una ópera ya vista. Mucha tiritona, poca posesión del balón, el rival que achucha, amaga pero no golpea, y el Madrid que resuelve a lo bruto. Dos golpes, dos goles antes del descanso. Para qué más.

REAL MADRID 2 - MÁLAGA 0

Real Madrid: Casillas; S. Ramos, Albiol, Garay (Marcelo, m. 45), Arbeloa; Lass, X. Alonso, Guti (Granero, m. 67); Kaká (Raúl, m. 79); Cristiano y Benzema. No utilizados: Dudek, Metzelder, Drenthe y Mosquera.

Málaga: Munúa; Gámez, González, Welington, Mtilga (Portillo, m. 74); Toribio, Fernando; J. López (Forestieri, m. 55), Benachour, Duda; Caicedo (Juanmi, m. 63). No utilizados: Arnau, M. Gaspar, E. Ramos, X. Torres.

Goles: 1-0. M. 35. Cristiano empuja el balón a pase de Kaká. 2-0. M. 39. Guti para Cristiano, que remata de volea desde fuera del área.

Árbitro: Pérez Lasa. Amarilla a Caicedo, Gámez y Toribio. Roja a Cristiano Ronaldo.

Unos 72.000 espectadores en el Bernabéu. Van Nistelrooy recibió una ovación de despedida. Carlos Sainz hizo el saque de honor.

Visto lo visto, Guti debe ser capitán general en este equipo tan inconsistente
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El fútbol del Madrid es comida rápida, fast food. Pellegrini reunió sobre el campo la mayor acumulación de talento de que dispone, con el asterisco de Granero de inicio en lugar de Lass. Pero por muchas bombillas que reunió el entrenador, el Madrid siguió a oscuras, sin luz. Si acaso algún chispazo de Guti, que visto lo visto debe ser capitán general en este Madrid. Mientras Lass y Xabi se pisan el terreno, y mientras Kaká sigue jugando solo contra el mundo, con la cabeza clavada en sus botas, sin encontrar socios, el canterano levanta la cabeza, una lección de clarividencia para sus compañeros. Y una bendición para Cristiano Ronaldo, siempre a la carga, inagotable e insaciable. De la zurda de Guti salió oro. Primero vio con el rabillo la diagonal de Benzema, y el delantero francés activó el triángulo con Kaká y Cristiano. Un gol relampagueante. Luego adivinó la autopista hacia Cristiano, que de frente ajustició a Munúa con violencia.

El Málaga se quedó con cara de tonto porque hasta entonces había firmado un ejercicio bien aseado que dejó a Pellegrini resoplando y a Cristiano gritando a Kaká: "¡Hay que abrir el campo!". El equipo andaluz apretó las tuercas en el centro del campo a un Madrid sin brújula, más tendente al pelotazo que a tejer con calma. Nada nuevo en un equipo que en media Liga ha dado mil pases menos que el Barça. Duda encimó a Xabi y Caicedo, pescado en el mercado de invierno, descolgó con su corpachón de púgil a los defensas. Casillas recogió un rechace del larguero tras peinar Xabi con el flequillo un centro de Duda, y luego el meta ejerció de cabeceador para despejar fuera del área un lanzamiento inocente de Javi López. Mientras el Madrid se partía, el Málaga se estiraba como un acordeón. Claro que luego se quedó varado cuando merodeó a Casillas.

Al Madrid le bastó con el plan contrario. Sin vara de mando, encaró el área de manera alocada. Y cuando intentó el juego horizontal, apenas escarbó en la defensa contraria. Pero el castillo del Málaga cayó con todo su peso cuando Cristiano dijo aquí estoy yo. El portugués abofeteó al Málaga y, no contento con tanto protagonismo, decidió aparecer también en el parte de incidencias. Para entonces el Málaga había bajado ya los brazos, rendido, cómo no, a Cristiano, un tipo que es todo pegada.

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