El jefe felicita las fiestas a los que hicieron la noche

Gallardón vuelve a apoyar a los taxistas en sus reivindicaciones

Cuando la mayoría de la gente estaba hincándole el diente a la lombarda, sorbiendo los restos del consomé o degustando la hermosa merluza, unos mil madrileños estaban currando en la calle. Son trabajadores municipales y los taxistas que se quedaron dándole cuerda a la ciudad para que no se parara en la fría noche del 24. Los héroes de la Nochebuena, en definitiva.

Y a ésos, a los que trabajan en albergues, conductores de autobús, policías, bomberos... fue a saludar el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón el día 24 por la mañana. Alguien lo tenía que hacer. Y como ya es tradición, e...

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Cuando la mayoría de la gente estaba hincándole el diente a la lombarda, sorbiendo los restos del consomé o degustando la hermosa merluza, unos mil madrileños estaban currando en la calle. Son trabajadores municipales y los taxistas que se quedaron dándole cuerda a la ciudad para que no se parara en la fría noche del 24. Los héroes de la Nochebuena, en definitiva.

Y a ésos, a los que trabajan en albergues, conductores de autobús, policías, bomberos... fue a saludar el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón el día 24 por la mañana. Alguien lo tenía que hacer. Y como ya es tradición, el regidor se subió a su Audi A-8 y fue recorriendo las diferentes sedes de estos empleados de los servicios básicos. Y ellos lo agradecieron mucho. Bueno, casi todos. Solamente en la visita a la sede de la Federación del Taxi el alcalde tuvo que soportar algún abucheo.

Dos grupos enfrentados se pelean por el control de la asociación. Unos dentro y otros fuera. "¡Pelota!", le gritaban los de la calle a los que recibían al alcalde. Y claro, Gallardón se llevó lo suyo por pasar por ahí: "¡Vete ya de la federación!". Y sí, se fue, a otra sede, pero antes se sentó con el micro de la emisora para mandar a todos los asociados un recado navideño.

Y eso tuvo gracia porque, tanto ahí como en su visita a la gremial, lanzó un mensaje Gallardón a propósito de la reciente huelga, con altercados incluidos, que realizaron los taxistas. Volvió a decirles que el Ayuntamiento está con ellos, que les apoya en sus reivindicaciones por suprimir el artículo 21 de la Ley Omnibus. "El Ayuntamiento apoya vuestras pretensiones y el deseo de acabar con el intrusismo y la competencia desleal". Eso sí, visto lo visto (la última vez colapsaron la ciudad, montaron piquetes y dejaron sin servicios mínimos a los madrileños), les pidió que "a la hora de manifestar sus reivindicaciones se tenga en cuenta siempre a los ciudadanos y que esa voz no signifique una quiebra de la movilidad ni de la sostenibilidad de la ciudad de Madrid". Veremos si le escuchan para las protestas que se avecinan en enero.

También lanzó un mensaje, esta vez de texto, a los 1.400 conductores de la EMT que circulaban por la mañana. Conciso y menos politizado. Un "Buenas fiestas". Apareció en las pantallas que todos los conductores tienen en el cuadro de mandos y colapsaron el sistema contestando a la central. En Nochebuena se redujo al máximo el servicio de autobuses y sólo circularon 24 autobuses, uno por cada línea.

La visita final, la que llevó a la comitiva del alcalde (le acompañaban los ediles del ramo correspondiente a cada visita, el vicealcalde, Manuel Cobo, y el concejal de Política Territorial, José Manuel Berzal) terminó en el bar de enfrente de la sede de los taxistas. Como manda la tradición. Y así se despidió el alcalde, tomando un vino y probando croquetas, calamares y tortilla de patata y charlando con los taxistas, a los que prometió un año nuevo con flamante ordenanza. Luego, él se volvió a subir al Audi. Ellos, no todos, se prepararon para su navideño turno de noche.

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