El invierno congela los caminos

Jesús se levantó ayer temprano, como cada lunes. Pero no iba a ser un lunes cualquiera. Ayer empezó el invierno y Madrid lo recibió cubierta de nieve. Más leve que la de infausto recuerdo, el pasado enero. Cuatro centímetros en la capital y ocho en la sierra. Cantidad suficiente para bloquear una salida de garaje. O congelar las catenarias de tres tranvías o un trozo de asfalto de una autovía. O helar dos pistas de Barajas. Todo eso pasó ayer tras una nevada muy anunciada. Pero cuando Jesús cogió el taxi a las seis de la mañana no sospechaba nada.

Media hora después, le cogió un atasco....

Jesús se levantó ayer temprano, como cada lunes. Pero no iba a ser un lunes cualquiera. Ayer empezó el invierno y Madrid lo recibió cubierta de nieve. Más leve que la de infausto recuerdo, el pasado enero. Cuatro centímetros en la capital y ocho en la sierra. Cantidad suficiente para bloquear una salida de garaje. O congelar las catenarias de tres tranvías o un trozo de asfalto de una autovía. O helar dos pistas de Barajas. Todo eso pasó ayer tras una nevada muy anunciada. Pero cuando Jesús cogió el taxi a las seis de la mañana no sospechaba nada.

Media hora después, le cogió un atasco. Hubo 101 kilómetros de retenciones en los principales accesos a Madrid, según datos de la DGT. La conductora que llevaba a Jesús, asombrada con el atasco que le impedía salir de Parla, decidió parar el taxímetro tres cuartos de hora. Todavía tardaron dos horas más en llegar al aeropuerto: 76 euros de factura. Llegó tarde pero su vuelo aún no había salido. Ni salió. Fue cancelado, como otros 321 vuelos de Barajas. Unos 40.000 pasajeros se quedaron en tierra, según estimaciones de este periódico (AENA no facilitó datos). Jesús se volvió a casa.

El Ayuntamiento no limpió una gran placa de hielo que atascó la A-5

El tren, para otros 2.500 viajeros según estimaciones de Renfe, también fue una pesadilla. Se cancelaron ocho AVE a Barcelona, Sevilla y Málaga.

Ni en avión, ni en tren, ni por carretera. Funcionaron las quitanieves en carreteras nacionales y regionales, pero la A-5, con 37 kilómetros de retenciones en dos tramos fue el punto negro. El frío formó una placa de hielo de 12 metros de ancho que redujo el paso a un carril y obligó a abrir la R-5 sin peaje para deshacer el embudo. El Ayuntamiento de Madrid, responsable de la conservación de la vía, debía haberla retirado, pero no llegó a tiempo.

Los tranvías de Pozuelo, Boadilla y Parla estuvieron cinco horas sin funcionar. Se les congelaron las catenarias. Y los autobuses interurbanos dejaron a nueve municipios y medio millón de ciudadanos del noroeste sin uno de sus medios de transporte público durante toda la mañana. La consejería de Transportes atribuyó a los municipios una deficiente prevención.