El forense y el jurado

Todo empieza en el lugar del crimen. Cuando llega al escenario, tras escuchar los cuatro datos fundamentales proporcionados por el juez instructor, el forense debe abrir bien los ojos e intentar reconstruir lo ocurrido, de la misma manera que los científicos intentan imaginar el Big Bang que originó el universo a partir de sus consecuencias. Ya habrá tiempo después para estudiar el cuerpo. En ese momento toca fijarse en casquillos, rastros de sangre y cualquier cosa que la intuición diga que es importante.

El forense, reconoce Luis Querejeta, jefe del servicio de patología en Gui...

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Todo empieza en el lugar del crimen. Cuando llega al escenario, tras escuchar los cuatro datos fundamentales proporcionados por el juez instructor, el forense debe abrir bien los ojos e intentar reconstruir lo ocurrido, de la misma manera que los científicos intentan imaginar el Big Bang que originó el universo a partir de sus consecuencias. Ya habrá tiempo después para estudiar el cuerpo. En ese momento toca fijarse en casquillos, rastros de sangre y cualquier cosa que la intuición diga que es importante.

El forense, reconoce Luis Querejeta, jefe del servicio de patología en Guipúzcoa, ha tenido que cambiar su manera de contar las cosas para adaptarse a los juicios con jurado. "Se han convertido en un espectáculo. Tienes que expresarte distinto para que la gente te entienda, hay que simplificar mucho, aun a riesgo de ser malinterpretado", explica. Desde su compromiso con la objetividad, afirma que le cuesta entender cómo algunos compañeros de gremio venden sus conocimientos a la causa que más le pague. "Así funciona la justicia".

El instituto realizó, entre otras tareas, unas 1.100 autopsias el pasado año en Euskadi, más de 9.000 reconocimientos por accidentes de tráfico, más de 10.000 por agresiones no domésticas y un total de 189 reconocimientos por denuncias de agresión sexual.

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