Condenado a prisión por amenazar a un cura y gritar "no creo" en una iglesia

22 meses de cárcel para un hombre que perturbó una misa y se resistió a la policía

Raúl C. P. entró en la parroquia de Cristo Rey, en Usera, blandiendo un palo de madera de medio metro. La sala estaba llena de gente. El hombre, que entonces tenía 38 años, se dedicó a gritar "no creo" cada vez que los fieles decían "sí creo". A "hacer gestos obscenos a las imágenes religiosas" y a increpar al cura, al que obligó a bajar del altar al grito de: "Te vas a enterar, sabemos dónde vives". Así lo recoge una sentencia de la Audiencia Provincial de Madrid, que ha condenado a Raúl C. P. a un año y 10 meses de prisión por un delito contra los sentimientos religiosos y otro de atentado c...

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Raúl C. P. entró en la parroquia de Cristo Rey, en Usera, blandiendo un palo de madera de medio metro. La sala estaba llena de gente. El hombre, que entonces tenía 38 años, se dedicó a gritar "no creo" cada vez que los fieles decían "sí creo". A "hacer gestos obscenos a las imágenes religiosas" y a increpar al cura, al que obligó a bajar del altar al grito de: "Te vas a enterar, sabemos dónde vives". Así lo recoge una sentencia de la Audiencia Provincial de Madrid, que ha condenado a Raúl C. P. a un año y 10 meses de prisión por un delito contra los sentimientos religiosos y otro de atentado contra la autoridad. El fallo puede ser recurrido ante el Supremo.

Era la noche del 22 al 23 de marzo de 2008. Sábado Santo. Según uno de los asistentes, se celebraba la vigilia pascual. Aunque la sentencia señala que eran cinco bautizos. En cualquier caso, en la iglesia había numerosos fieles. El ahora condenado, junto con otra persona, llevaban molestando desde el inicio de la celebración. "Dando guerra", señala el párroco, Pedro Ramos. Aunque él, que niega que el hombre le amenazase, asegura que en esos momentos no se enteró de nada. "Ni denunciamos los hechos", afirma.

Finalmente consiguieron sacar a Raúl C. P. a la calle. Allí le esperaba la policía, alertada por algunos testigos. El hombre "opuso fuerte resistencia hasta ser desarmado", lanzando puñetazos y patadas a los agentes.

En el juicio, el abogado defensor aceptó las penas que el fiscal proponía. De este modo, el tribunal le condenó a 10 meses de cárcel por el delito contra los sentimientos religiosos, en este caso interrumpir una celebración religiosa, y a un año por atentado contra la autoridad.

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