Crónica:Gran Premio de Valencia

El tercer pleno español de la historia

Pedrosa, Simón y Barberá copan el podio en Cheste en la última carrera de la temporada

La última carrera del campeonato del mundo de MotoGP de esta temporada se decidió antes de que se apagaran los semáforos. Fue durante la vuelta de reconocimiento cuando Casey Stoner, que tenía que arrancar desde la pole position, abordó la segunda curva del circuito de Cheste con demasiada agresividad y los neumáticos de su Ducati, completamente helados, le hicieron saltar por los aires y aterrizar en la grava, desorientado y con cara de bobo.

El costalazo fue culpa de una de las manías del australiano, que prefiere apartarse a un lado y dejar pasar a todos sus oponentes en la vu...

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La última carrera del campeonato del mundo de MotoGP de esta temporada se decidió antes de que se apagaran los semáforos. Fue durante la vuelta de reconocimiento cuando Casey Stoner, que tenía que arrancar desde la pole position, abordó la segunda curva del circuito de Cheste con demasiada agresividad y los neumáticos de su Ducati, completamente helados, le hicieron saltar por los aires y aterrizar en la grava, desorientado y con cara de bobo.

El costalazo fue culpa de una de las manías del australiano, que prefiere apartarse a un lado y dejar pasar a todos sus oponentes en la vuelta de formación, para empujar al máximo durante medio giro y abrasar las gomas con aire limpio, a tope. Normalmente, es el último que llega a su plaza en la parrilla, y así, cuando cae el telón, puede salir como un disparo porque los neumáticos de su moto han adquirido mucha más temperatura que los del resto y, por consiguiente, tienen un mayor agarre.

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Esta vez el truco le salió rana y lo único que hizo fue allanarle el camino a Dani Pedrosa, que aceptó el regalito y, aunque in extremis, pudo cuadrar la media de dos victorias por temporada que mantiene inamovible, ni una más ni una menos, desde que promocionó a MotoGP hace tres años. Un bagaje raquítico para ser el del primer piloto de la fábrica más potente del paddock.

Por eso este triunfo no tiene el efecto reparador que cabría esperar, porque Honda está en una situación límite (lleva sin ganar el título mundial en MotoGP desde 2006), y hoy mismo, aquí en Valencia, le ofrecerá al español la base del prototipo con el que pretende asaltar la corona el año que viene.

Con la Ducati de Stoner echa pedazos, la carrera transcurrió de forma lineal y apenas tuvo voltaje. Fue un calco milimétrico de las siete victorias anteriores de Pedrosa. El motorista catalán repitió otra de sus salidas eléctricas y nadie le volvió a ver el pelo.

Ni Valentino Rossi, que terminó el segundo, ni Jorge Lorenzo, que cruzó la meta el tercero, contento pero dolorido. Resulta que el mallorquín circulaba el segundo detrás de Pedrosa, cuando intuyó la llegada de Rossi (cuarta vuelta). En un viraje lento, la Yamaha 99 le soltó un zurriagazo que lo escupió al aire y que hizo que el sensor que incorpora su mono de piel activara el sistema de hinchado del airbag. Esa sucesión de desgracias hizo que Lorenzo pasara un mal rato, embutido en una burbuja de aire y con un tremendo dolor en la entrepierna por el golpetazo que se arreó cuando aterrizó en el depósito, y que Rossi lo adelantara.

Para entonces, Pedrosa ya circulaba solo, dos segundos por delante y a la suya, sin un solo movimiento extraño de su Honda, con una trazada precisa, robótica y automática, calcando una vuelta tras otra hasta que completó la trigésima, con una vistosa cabriola al cruzar bajo la bandera de cuadros y con todos los miembros de su equipo subidos al muro y locos de alegría.

"Esta victoria no cambia las cosas porque durante todo el año he estado muy lejos de los resultados que debería haber conseguido", dejó claro Pedrosa, que es el único que ha ganado en Cheste en todas las categorías. Hoy, a partir de la una de la tarde, el catalán se subirá a una Honda completamente distinta a la que empleó ayer. "Tengo una lista de cosas que hay que mejorar en la nueva moto. Empezando por el reparto de pesos, el balance en la frenada y en la aceleración, y el agarre cuando estoy inclinado", detalló. "Estos tíos [señalando a Lorenzo y a Rossi] frenan muy tarde y yo tengo que tratar de aguantar tanto como ellos, pero con esta moto no puedo hacerlo porque se mueve mucho cuando clavo los frenos, y el neumático trasero se levanta", convino el motociclista de Castellar del Vallés.

Con los triunfos que también lograron Julián Simón (125cc) y Héctor Barberá (dos y medio), Pedrosa completó el tercer pleno de victorias de pilotos españoles de la historia.

Dani Pedrosa en una de las curvas de Cheste. Detrás de él, Rossi y Lorenzo.AFP

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