Cartas al director

Salvar las Tablas

Parafraseando el dicho popular, podría decirse de las Tablas de Daimiel que entre todos las mataron y ellas solas se murieron. Eso, al menos, se desprende del espléndido reportaje que publica el diario EL PAÍS el día 12 de octubre sobre el humedal manchego.

Según se afirma en dicho reportaje, la escasez de lluvias en la zona y la sobreexplotación del acuífero han sido las causas de la agonía de Las Tablas a la que hoy asistimos.

Sobre la cantidad de lluvia poco podemos hacer los humanos, pero sobre la explotación desaforada de las aguas subterráneas sí podemos hacer y mucho, en p...

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Parafraseando el dicho popular, podría decirse de las Tablas de Daimiel que entre todos las mataron y ellas solas se murieron. Eso, al menos, se desprende del espléndido reportaje que publica el diario EL PAÍS el día 12 de octubre sobre el humedal manchego.

Según se afirma en dicho reportaje, la escasez de lluvias en la zona y la sobreexplotación del acuífero han sido las causas de la agonía de Las Tablas a la que hoy asistimos.

Sobre la cantidad de lluvia poco podemos hacer los humanos, pero sobre la explotación desaforada de las aguas subterráneas sí podemos hacer y mucho, en positivo y en negativo.

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La verdad es que, viajando por la zona, siempre me ha sorprendido la cantidad de riegos por aspersión en cultivos tradicionalmente de secano, como las viñas, o en plantaciones impropias de La Mancha, como las cebollas o el maíz.

Parece ser que estas aguas de riego proceden de pozos, la mayoría ilegales, que impiden que las lagunas de Las Tablas tengan su agua correspondiente.

Parece ser también que la Administración autónoma manchega ha hecho la vista gorda ante la ilegalidad de los pozos en aras de un puñado de votos, contribuyendo a la desecación del parque.

¿Pero es que nadie va a pedir responsabilidades a las autoridades competentes por tamaña negligencia.

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