Reportaje:

Alderdi Eguna sin respuestas

El mensaje de Urkullu deja tibia a una militancia más numerosa que el año pasado - Los asistentes se volcaron en aplaudir al ausente Ibarretxe

La militancia del PNV no recibió ayer con calor ni con frío el discurso de su presidente, pero, aunque sin entusiasmos desbordantes, no le falló. Eso sí, su mayor y más larga ovación fue para el ausente Ibarretxe cuando Iñigo Urkullu vitoreó su nombre y leyó un correo electrónico que el ex lehendakari le había enviado el lunes pasado deseándole "suerte y fuerza".

Los afiliados y simpatizantes respondieron a la inédita situación del partido en la oposición con una asistencia más numerosa que el año pasado, quizá en busca de respuestas a los interrogantes que perciben sobre el futu...

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La militancia del PNV no recibió ayer con calor ni con frío el discurso de su presidente, pero, aunque sin entusiasmos desbordantes, no le falló. Eso sí, su mayor y más larga ovación fue para el ausente Ibarretxe cuando Iñigo Urkullu vitoreó su nombre y leyó un correo electrónico que el ex lehendakari le había enviado el lunes pasado deseándole "suerte y fuerza".

Los afiliados y simpatizantes respondieron a la inédita situación del partido en la oposición con una asistencia más numerosa que el año pasado, quizá en busca de respuestas a los interrogantes que perciben sobre el futuro, una vez interiorizado que el Gobierno socialista no será flor de un día. La caída de asistencia, apreciable a simple vista hace un año, se recuperó con claridad ayer. Más de 25.000 personas llenaron de nuevo el recinto instalado en las vitorianas campas de Foronda, en cuyos aparcamientos pudieron contabilizarse 4.500 coches particulares y 138 autobuses, según el recuento hecho por este periódico.

"Los españolistas bien que se han unido", decía una veterana afiliada

Todos ellos se fueron, sin embargo, sin más respuestas claras a sus incertidumbres que la radical censura a ETA y la promesa de responsabilidad del presidente de su partido, porque, en el resto, su mensaje tan pronto les llevaba a cobijarse en el Estatuto como les recordaba el derecho a la fracasada consulta. Y culpas al "pacto de las Vascongadas", una expresión nueva que Urkullu les brindó ayer y que algunos repetían tras su discurso. "Para mí, el Patxi López es uno que está ahí sin deber estar, pero no es lehendakari", confesaba una asistente a su vecina de fila.

El PNV simplificó este año el desfile de autoridades, con sus organizaciones municipales en un único grupo formado sólo por sus presidentes. Otro hueco importante fue el que en años pasados llenaba el Gobierno, con el lehendakari a la cabeza. Ausente Ibarretxe no faltó su predecesor, José Antonio Ardanza, recién operado de un desprendimiento de retina y desatendiendo el consejo médico de no viajar. Los comentarios, tanto de dirigentes y representantes públicos como de afiliados de a pie, revelaban el clima de desorientación. "Es obvio que estamos ante un cambio de situación importante que va a llevar su tiempo", admitía un diputado, incapaz aún de aventurar el desenlace de las negociación en el Congreso sobre los Presupuestos generales. "¿Con lo que nos han hecho y ahora encima les vamos a sacar del apuro en Madrid?", negaba con la cabeza un edil guipuzcoano. "¿Qué le vamos a hacer?", se resignaba una mujer.

"Estamos como estamos porque no hay unión entre nosotros. Los españolistas bien que se han unido y nosotros, cada uno por su lado", era la queja de una veterana afiliada del batzoki de La Peña que no ha faltado a un solo Alderdi Eguna desde 1977. "Ahora éste es el único que nos puede arreglar algo", aseguraba otra mujer cuando a su altura pasaba la ejecutiva encabezada por Urkullu.

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Ibarretxe debería haber acudido, opinaba otro viejo militante de Vizcaya, para darle el espaldarazo y despertar la unidad, pidiendo a todos que salgan como un solo hombre tras el presidente peneuvista. Mejor que no, le rebatía un compañero, pues los vítores a Ibarretxe habrían sido aprovechados por "los otros" para hacer de menos a Urkullu. "Ya bastante ha hecho y ha pasado, tiene derecho a descansar", zanjaba. ¿Pero se le echa de menos hoy? "Bueno, sí, claro, pero las cosas son así".

Minutos antes de las doce, con los cargos ya en la tribuna, los animadores de la jornada tocaron a rebato por los altavoces: cierre de txosnas y todo el mundo, incluidos quienes cocinaban o servían en ellas, al centro del recinto. Perfecto orden, el suelo señalizado y cada comarca con una parcela adjudicada. A la voz de Urkullu, brazos en alto con los cartones en el aire para formar una gigantesca ikurriña, espectacular en las imágenes aéreas que se sirvieron a las pantallas. Los dirigentes, en la tribuna, levantaron los suyos, con su mensaje de la jornada: Denok bat ("Todos a una").

Los miles de asistentes compusieron con carteles el mosaico de una gigantesca 'ikurriña'SANTIAGO YANIZ ARAMENDIA

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