Cartas al director

Marcas blancas

Hace unos años veíamos en las noticias de televisión a ciudadanos de países comunistas haciendo colas frente a estanterías medio vacías de supermercados oscuros para comprar productos básicos de nula calidad y sin posibilidad de elección. Ellos envidiaban que en Occidente nuestros supermercados tenían estanterías llenas de una variedad sin fin de productos de diversas calidades y precios para elegir.

Pues bien, como en otras cosas, nuestra sociedad avanza a toda prisa hacia la vulgaridad y la dictadura de pensamientos y gustos, y el mejor exponente de esto es el consumo; cada día, los c...

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Hace unos años veíamos en las noticias de televisión a ciudadanos de países comunistas haciendo colas frente a estanterías medio vacías de supermercados oscuros para comprar productos básicos de nula calidad y sin posibilidad de elección. Ellos envidiaban que en Occidente nuestros supermercados tenían estanterías llenas de una variedad sin fin de productos de diversas calidades y precios para elegir.

Pues bien, como en otras cosas, nuestra sociedad avanza a toda prisa hacia la vulgaridad y la dictadura de pensamientos y gustos, y el mejor exponente de esto es el consumo; cada día, los centros comerciales retiran de sus estantes marcas y productos diversos para ocupar cada vez más espacio con los productos de su marca blanca, bajo el pretexto de ofrecer igual calidad a mejor precio.

Dado que cada vez hay menos cadenas de grandes superficies por las fusiones entre ellas y todas están aplicando a marchas forzadas su imposición de comprar su marca o ninguna, llegará un momento en que nuestros supermercados sean iguales. La calidad y el precio entonces serán los que esas cadenas quieran, sencillamente porque sólo venderán su marca impidiendo la competencia y posibilidad de elección.

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Si al final sólo quedan cuatro o cinco grandes cadenas y cada una explota su marca blanca, habremos retrocedido 50 años en el camino del bienestar como consumidores. Además, han sido el esfuerzo y la competencia los que han permitido que hayan surgido nuevos productos para satisfacer mejor nuestros gustos. Las marcas blancas no crean nada, sólo copian lo que han creado otros.

No es una cuestión superficial aunque pueda parecerlo; hay en juego muchos puestos de trabajo en muchas empresas fabricantes, pero además tenemos derecho a comprar y consumir exactamente lo que deseemos y no lo que nos vayan imponiendo estas cadenas. Si me gusta un producto o una marca, quiero seguir teniendo la posibilidad de elegir comprarlo y por eso me siento estafado cuando en los supermercados veo que vez me cuesta más salir satisfecho de mi compra al haber tenido que comprar lo que ellos me han forzado a elegir.

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