Un hombre retraído, un cocinero en ciernes

Gabriel G. E., de 22 años, siempre fue una persona retraída, muy introvertida y de pocas palabras. Así lo describió ayer su padre, Manuel, vecino de San Blas, al enterarse de que su vástago había sido detenido y se había confesado autor de la muerte de su madre y de su hermano ocurrida este martes en un piso de la calle de Luis Mitjans (en la parte del barrio de Pacífico que pertenece al distrito de Retiro). El hombre estaba consternado y hablaba muy lentamente.

"No sabía que le habían diagnosticado una enfermedad mental. Nadie me había dicho nada", aseguró Manuel sobre la esquizofrenia...

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Gabriel G. E., de 22 años, siempre fue una persona retraída, muy introvertida y de pocas palabras. Así lo describió ayer su padre, Manuel, vecino de San Blas, al enterarse de que su vástago había sido detenido y se había confesado autor de la muerte de su madre y de su hermano ocurrida este martes en un piso de la calle de Luis Mitjans (en la parte del barrio de Pacífico que pertenece al distrito de Retiro). El hombre estaba consternado y hablaba muy lentamente.

"No sabía que le habían diagnosticado una enfermedad mental. Nadie me había dicho nada", aseguró Manuel sobre la esquizofrenia que padece su hijo. Gabriel nació fruto de una relación de seis años entre la fallecida Estela y Manuel. "Nunca habíamos notado nada raro. Eso sí, siempre vimos que era muy tímido y retraído", señaló el padre.

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De hecho, Gabriel estudió en un colegio del barrio de Aravaca destinado a alumnos que requieren cuidados especiales. "Pensé que no era una cosa muy grave", añadió Manuel.

"Hubo una situación muy conflictiva con la madre y durante mucho tiempo les dejé de pasar el dinero que les daba voluntariamente. Por eso se cortaron las relaciones y no sabía mucho de él. Ya casi no venía a pasar conmigo los fines de semana a mi casa, en el barrio de Simancas", relató el padre del detenido.

Gabriel G. E. estaba estudiando cocina en la Escuela de Hostelería de la Casa de Campo. Le quedaban dos o tres asignaturas para conseguir el título y poder empezar a trabajar, según su padre. Añadió que el hijo se mostraba muy ilusionado por la posibilidad de encontrar un empleo gracias a los profesores o a las referencias que pudieran facilitarle para encontrar un puesto en los fogones.

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