Consecuencias
Cuando René Girard apreciaba en su La violencia y lo sagrado que una sociedad que padece la violencia social acaba siendo toda ella profundamente perturbada por ese fenómeno, estaba suponiendo también que el lenguaje y la retórica estaban a él supeditados. Nosotros lo comprobamos cada vez que ETA comete su felonía, pues nuestro lenguaje se contamina de los más apasionados calificativos. También porque a algunos nos enerva el hecho de que para poder seguir ETA mostrando la existencia del "conflicto" por la opresión que sufre el pueblo vasco mate a guardias civiles en Mallorca, y lo ciert...
Cuando René Girard apreciaba en su La violencia y lo sagrado que una sociedad que padece la violencia social acaba siendo toda ella profundamente perturbada por ese fenómeno, estaba suponiendo también que el lenguaje y la retórica estaban a él supeditados. Nosotros lo comprobamos cada vez que ETA comete su felonía, pues nuestro lenguaje se contamina de los más apasionados calificativos. También porque a algunos nos enerva el hecho de que para poder seguir ETA mostrando la existencia del "conflicto" por la opresión que sufre el pueblo vasco mate a guardias civiles en Mallorca, y lo cierto es que mediante esa burrada surrealista hay gente que se deja convencer. Sin embargo, el que busque una lógica racional a la práctica de ETA descubrirá que hay muy poca, y, además de retorcida, es de una perversión nauseabunda. Es la perturbación padecida la que hace que muchos se crean lo que ETA dice.
Respecto a los excesos retóricos he esbozado una sonrisa cuando el Rey, a su llegada a Mallorca, ha dicho que "hay que darles en la cabeza hasta acabar con ellos". Se le nota la voluntad de que las cosas queden claras, pero el término cabeza era de los republicanos, que nombraban precisamente a sus antecesores como "cabezas coronadas", pues la cabeza, así de paso, rememoraba inmediatamente la guillotina. Pero es la hora de la contundencia también por parte del Rey, del que siempre he dicho que es bastante republicano. Y satisfacción, pues no puedo por menos que estar de acuerdo cuando el presidente del PNV en Vizcaya declara que "ETA fue un error desde el principio", aunque su partido no sólo negociara sino que pactara en Estella con ese error no hace demasiado tiempo.
Salvo monseñor Uriarte, que tras condenar los atentados ha vuelto a declarase a favor de un "diálogo social y político" para construir la paz "por vías no violentas", las fuerzas políticas y sociales se han levantado al unísono con el mensaje único y contundente de rechazo a ETA, lo que ha permitido al lehendakari manifestar con rotundidad : "Quiero creer que todos hemos asumido que no hay nada que hablar con ETA". Si éste es el fin de la experiencia, ni siquiera en este momento de perturbación ETA sacará dividendos, por lo que estaremos más cerca de su final.
Si estos atentados hubieran sido realizados con un Gobierno vasco como el anterior ni el discurso de los partidos ni la conclusión del lehendakari hubieran sido tan tajantes, ni hubieran apartado el fantasma de la negociación que tanta razón de existir da a ETA. Por contra, la perturbación social que sigue a los atentados hubiera sido aprovechada por más de uno para la defensa del soberanismo, lo que habría amilanado a muchos, acabando por llevarles a aceptar lo inaceptable. Aunque sólo fuera por el objetivo de acabar de una vez con el terrorismo en Euskadi este Gobierno de Patxi López tiene tanto sentido como el de Churchill en 1940. Ésta es la más útil consecuencia de los malos momentos que hemos vivido.