Análisis:EL ACENTO

Cecina de ex presidente

Pues, mire usted, tampoco es que los pectorales y abdominales de José María Aznar, tan glosados en las web, causen sensación, como los de Arnold Schwarzenegger, Steve Reeves o Gordon Scott. Los nostálgicos recordarán a los dos últimos de aquellos peplum que Groucho Marx definió como "esas películas en las que el galán tiene más tetas que la protagonista".

El pectoral de Aznar ni siquiera se aproxima al de Miguel Ángel Silvestre El Duque, donde dicen sus fans que se puede rallar chocolate. Los efectos de 400 abdominales diarios en el torso del popular son discretos, ...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Pues, mire usted, tampoco es que los pectorales y abdominales de José María Aznar, tan glosados en las web, causen sensación, como los de Arnold Schwarzenegger, Steve Reeves o Gordon Scott. Los nostálgicos recordarán a los dos últimos de aquellos peplum que Groucho Marx definió como "esas películas en las que el galán tiene más tetas que la protagonista".

El pectoral de Aznar ni siquiera se aproxima al de Miguel Ángel Silvestre El Duque, donde dicen sus fans que se puede rallar chocolate. Los efectos de 400 abdominales diarios en el torso del popular son discretos, tirando a contradictorios. Si a partir de ciertas edades los cuerpos se ajamonan o se amojaman, en el caso del ex presidente del Gobierno tanta flexión, combinada con la edad, ha producido un llamativo acecinamiento, como si el músculo, castigado por la neurosis vigoréxica, renunciase a florecer y se replegara atemorizado sobre los huesos. Varios miles de abdominales después, José María Aznar se parece a Enjuto Mojamuto con bigote y reloj caro.

Luego está el bañador, que tampoco ayuda. Azul, valga la redundancia. No alcanza las hectáreas del que exhibió Manuel Fraga en la pasarela Palomares, con tela suficiente para confeccionar varios trajes a Camps y Costa. Pero su tallaje confirma visualmente que nos encontramos ante un señor bajito y fibroso -para su entorno familiar, entrenador personal y séquito agradecido- y simplemente famélico para el contribuyente menos dado al peloteo. El gimnasio no le luce al ex presidente. En fin, lo importante es que haya salud y ésa la tiene garantizada con tanto ejercicio.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

No faltan malintencionados dispuestos a jurar que tanta fibra muscular amojamada procede del recocimiento de la carne en el puchero del rencor -al insolvente Zapatero-, la obsesión monocorde -Irak, el terrorismo muslim- y la frustración de no poder sacar a España de la crisis, a pesar de que él tiene la receta mágica. Pero son los menos. Los más están muy contentos de tener un pretexto visual para no pisar un gimnasio jamás.

Archivado En