DESDE MI SILLA DE RUEDAS | TOUR 2009 | 17ª etapa

Día de ilusiones

Aquí cada uno vive de sus ilusiones; y el que no, es porque no quiere, pues nadie te obliga a poner barreras a los sueños. Los hermanos Schleck, por ejemplo, han estado cerca de conseguir una de las fantasías que podrían tener en sus sueños más lúbricos. Han quedado primero y tercero en la etapa reina, y van segundo y tercero en la general. Lo único que rompe la perfección del sueño es la presencia de Contador. Contador vestido de amarillo, de intruso en la foto ideal, en la que los dos hermanos levantaban los brazos. Presencia fantasmal del de Pinto que -pensarán los luxemburgueses- podía hab...

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Aquí cada uno vive de sus ilusiones; y el que no, es porque no quiere, pues nadie te obliga a poner barreras a los sueños. Los hermanos Schleck, por ejemplo, han estado cerca de conseguir una de las fantasías que podrían tener en sus sueños más lúbricos. Han quedado primero y tercero en la etapa reina, y van segundo y tercero en la general. Lo único que rompe la perfección del sueño es la presencia de Contador. Contador vestido de amarillo, de intruso en la foto ideal, en la que los dos hermanos levantaban los brazos. Presencia fantasmal del de Pinto que -pensarán los luxemburgueses- podía haber tenido el detalle de apartarse, que esa imagen quedará para el álbum familiar. Y Contador comandando la general a una distancia insalvable -salvo catástrofe-. Contador, el pellizco en la oreja que te devuelve a la realidad para decirte que no, que aunque parezca un sueño, todo esto ha ocurrido.

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Pero había más ilusiones, como mínimo una por corredor. Menchov salió con la ilusión de ganar la etapa en un Tour por el que ha pasado sin pena ni gloria. Se infiltró en la que parecía la fuga buena y, paciente, esperaba el momento de dar su hachazo. Pero se cayó; no una, ni dos, sino tres veces. Así que el malestar inherente a los golpes y la frustración consecuente dieron al traste con sus ilusiones.

Una ilusión compartida era, simplemente, terminar. Muchos la cumplieron. El hecho de que casi 100 corredores (a partir del puesto 65) terminaron la etapa a media hora o más del ganador habla de hasta qué punto era popular esta ilusión. Pero entre los tres que no la cumplieron, el caso del holandés Van Hummel es sangrante. Acumulaba días y días llegando en solitario, rozando el fuera de control. Era el último, el líder de la linterna roja con una diferencia de tiempo tremenda con el anterior. Su táctica era perder tiempo subiendo, por falta de fuerzas, pero ganarlo bajando por habilidad. Pero ayer la táctica falló y se fue al suelo, y directo al hospital.

Y por último y aprovechando este espacio, hablaré yo de mi ilusión del día. Mi ilusión es que mañana -cuando salgan estas líneas- que tengo revisión en la Clínica Universitaria de Pamplona, me sea retirado el medio aparato-medio collarín éste que llevo en el tórax (técnicamente llamado tipo SOMI). Necesito amplitud de miras y de movimientos, por favor. Y una pequeña ilusión complementaria: que mi traumatólogo lea esto antes de la consulta y se dé por aludido. Mañana informaré.

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