Un veraneo muy especial

Más de 450 discapacitados intelectuales de Vizcaya pasan dos semanas de vacaciones acompañadas de 150 voluntarios

Josu Pérez regresó ayer de sus vacaciones en Salamanca. Su hermana Begoña y sus dos sobrinas fueron a recogerle al patio del Colegio de los Jesuitas de Indautxu, en Bilbao. "¡He ganado el primer premio jugando a las cartas!", fue lo primero que comentó cuando le preguntaron qué tal su veraneo, al tiempo que alzaba orgulloso un diploma. Josu es una de las 460 personas con discapacidad intelectual que pasarán dos semanas de colonias fuera de Vizcaya, acompañadas de 150 trabajadores sociales voluntarios, a lo largo del mes de agosto.

En el patio de este colegio se dio cita tanto la ilusión...

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Josu Pérez regresó ayer de sus vacaciones en Salamanca. Su hermana Begoña y sus dos sobrinas fueron a recogerle al patio del Colegio de los Jesuitas de Indautxu, en Bilbao. "¡He ganado el primer premio jugando a las cartas!", fue lo primero que comentó cuando le preguntaron qué tal su veraneo, al tiempo que alzaba orgulloso un diploma. Josu es una de las 460 personas con discapacidad intelectual que pasarán dos semanas de colonias fuera de Vizcaya, acompañadas de 150 trabajadores sociales voluntarios, a lo largo del mes de agosto.

En el patio de este colegio se dio cita tanto la ilusión de los que esperaban los autobuses rumbo a Navarra o Gijón como la satisfacción de los que regresaban de pasar la primera quincena del mes en Salamanca o Zarautz. Estas salidas están organizadas por Gorabide, la asociación vizcaína en favor de las personas con discapacidad intelectual. Josu está inscrito en este colectivo desde hace casi medio siglo -su padre fue uno de los fundadores, en 1962, de esta ONG que nació del impulso de los familiares de los propios discapacitados- y ha participado en "siete u ocho" de estos veraneos en la última década, según recuerda su hermana. "Desde que viene está pendiente de si el próximo verano le volverá tocar".

Todos los años hay sorteo, porque no hay plazas para todos. Los trabajadores sociales que les cuidan y organizan actividades para los usuarios son voluntarios, y el número de los mismos, "aunque crece año tras año", no da para todos, según explican ellos mismos. Gorabide realiza todos los años un llamamiento dentro y fuera del País Vasco para atraerlos.

Pamela González, cacereña de 20 años, se enteró en la Universidad de Salamanca, donde estudia Educación Social, de la posibilidad de realizar un voluntariado "muy enriquecedor" para su formación laboral.

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