Crítica:ROCK

Cuestión emocional

Recordar cómo fuimos, recuperar aquellas canciones que nos han acompañado desde cuando la vida estaba casi por estrenar y celebrar la pervivencia de ésta, aunque se encuentre desgastada por el paso de los años. Podrían ser algunos de los sentimientos que llenaban el ánimo de todos aquellos que agotaron las entradas para ver a John Fogerty, alma mater de Creedence Clearwater Revival. Otro sentimiento, la autoafirmación en el seno de una comunidad, quizá necesidad adolescente, máxime en contraste con las canas que se dieron cita ante el escenario, impulsó también al público, gran parte de...

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Recordar cómo fuimos, recuperar aquellas canciones que nos han acompañado desde cuando la vida estaba casi por estrenar y celebrar la pervivencia de ésta, aunque se encuentre desgastada por el paso de los años. Podrían ser algunos de los sentimientos que llenaban el ánimo de todos aquellos que agotaron las entradas para ver a John Fogerty, alma mater de Creedence Clearwater Revival. Otro sentimiento, la autoafirmación en el seno de una comunidad, quizá necesidad adolescente, máxime en contraste con las canas que se dieron cita ante el escenario, impulsó también al público, gran parte del cual quería, por fin, reafirmar su estirpe rockera en estos tiempos de música tan poco auténtica. Fue un concierto marcado por esos activos que hacen de la música un vínculo emocional.

¿Cómo fue el concierto?, pues emocional por encima de todo. Fogerty dejó de lado gran parte de su carrera en solitario y acudió a sus canciones con Creedence tanto en el inicio como en el final del show, y dejó el tramo central, el que menos emoción despertó, para sus temas post-Creedence. No faltó casi ningún éxito y relucieron la pantanosa Born on the bayou, la negra I heard it through the grapevine y la dulce Who'll stop the rain, de forma que todos quedaron satisfechos. John mantiene una voz inmaculada, en un tono agudo que sabe desgarrar, y encabezaba una banda de pegada incuestionable y con monocultivo de guitarras -hasta cinco-, de manera que la noche fue una celebración bien acompañada por la banda sonora de una generación.

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