Tribuna:DE CARNE Y HUESO | TOUR 2009 | Cuarta etapa

En cabeza, el doble de esfuerzo

Desde el año 2005 no se disputaba una contrarreloj por equipos. Ayer asistimos a los 39 kilómetros más rápidos del Tour, con velocidades por encima de 50 km/h de promedio; una hazaña de fuerza y de coordinación milimétrica. Salen vestidos de gala los nueve componentes del equipo, pero el tiempo que cuenta es el del quinto que entre en la meta. Por eso, no vale tirar a muerte con los llaneadores, hay que hacer la carrera para que el escalador no pierda rueda. Si alguno va mal, se puede descolgar del grupo, pero no demasiado pronto porque perdería muchos segundos en la general. Los rodado...

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Desde el año 2005 no se disputaba una contrarreloj por equipos. Ayer asistimos a los 39 kilómetros más rápidos del Tour, con velocidades por encima de 50 km/h de promedio; una hazaña de fuerza y de coordinación milimétrica. Salen vestidos de gala los nueve componentes del equipo, pero el tiempo que cuenta es el del quinto que entre en la meta. Por eso, no vale tirar a muerte con los llaneadores, hay que hacer la carrera para que el escalador no pierda rueda. Si alguno va mal, se puede descolgar del grupo, pero no demasiado pronto porque perdería muchos segundos en la general. Los rodadores hacen relevos más largos y están más tiempo en la cabeza del grupo. Todos ellos viajan a 50 km/h, pero el de cabeza va haciendo casi el doble de trabajo que los demás (480 vatios frente a 270).

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Y esto, ¿por qué? A velocidades mayores de 30 km/h, la resistencia que ofrece el aire al avance del ciclista es más de un 80% de la fuerza que tiene que hacer en los pedales. Cuanto más veloz viaja el ciclista, más resistencia le opone el aire. Para hallar esta resistencia aerodinámica tenemos que medir la velocidad y densidad del aire, el área frontal del ciclista y un coeficiente de resistencia (Cx) que se mide en un túnel de viento. Este último depende de la forma de la bici, del casco y del ciclista. De ahí los trajes pegados al cuerpo, los cascos terminados en cola, los cuadros planos y los manillares con alerón. Para reducir el área frontal, el manillar obliga a mantener los codos casi juntos y está un poco más bajo de lo normal respecto del sillín. Esto hace que el ciclista adelante su posición en el sillín (en detrimento de su próstata) como si fuese a deslizarse y caer en la barra. La rodilla se adelanta unos centímetros respecto al eje del pedalier, lo que hace que el cuádriceps contribuya más a la pedalada y el glúteo un poco menos. Así, la frecuencia de pedalada es más ágil. Después, en la cola del grupo se puede recular un poco la posición y dejar que el glúteo (un músculo potente pero más lento) tome el relevo.

Ricardo Mora es fisiólogo del ejercicio en la Universidad de Castilla La Mancha.

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