Cartas al director

Saber conducir

En El acento del 23 de junio, titulado El conductor es culpable, expresan ustedes una serie de opiniones; con algunas no estoy de acuerdo y con otras sí, como es natural. Efectivamente, el conductor es la causa activa o pasiva de la mayoría de los accidentes, en esto estamos todos de acuerdo, pero, ¿por qué hacemos las cosas mal? Utilizando sus palabras, ¿por qué ese desprecio a la distancia de seguridad, por qué esos volantazos, por qué esos adelantamientos indebidos, por qué comer bocadillos? (por cierto, ¿seguro que es malo comer un bocadillo o beber agua mientras se conduce? ...

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En El acento del 23 de junio, titulado El conductor es culpable, expresan ustedes una serie de opiniones; con algunas no estoy de acuerdo y con otras sí, como es natural. Efectivamente, el conductor es la causa activa o pasiva de la mayoría de los accidentes, en esto estamos todos de acuerdo, pero, ¿por qué hacemos las cosas mal? Utilizando sus palabras, ¿por qué ese desprecio a la distancia de seguridad, por qué esos volantazos, por qué esos adelantamientos indebidos, por qué comer bocadillos? (por cierto, ¿seguro que es malo comer un bocadillo o beber agua mientras se conduce? A veces es malo y otras, no. ¿Cómo va a saber un novato lo que es o no aceptable si nadie se lo enseña?). Éste es el verdadero problema: nadie nos enseña a conducir.

La Administración ha hecho mucho por la seguridad vial: el carné por puntos, la reforma del Código Penal, bajar la velocidad media. La Administración (también de acuerdo con su artículo) debería mejorar los puntos negros, los asfaltos, la señalización... Pero sobre todo debería mejorar la formación de los futuros conductores; las autoescuelas deberían ser el primer escalón de la seguridad vial, ser fabricantes de conductores, no fabricantes de aprobados. En mi opinión, esto es lo que falta en su artículo.

Los coches y las carreteras han evolucionado muchísimo desde 1970, pero la formación es básicamente la misma: un monitor, un alumno, un coche, a dar vueltas por la ciudad y el monitor te va diciendo lo que tienes que hacer. Eso era lo único que se podía hacer hace 40 o 20 años, pero hoy se puede hacer una formación intensiva, de alto nivel, proponiendo los problemas al alumno que luego se va a encontrar en la realidad y dándole la solución, mediante un instrumento tecnológico al alcance de todos, los simuladores de conducción. Coches modernos y eficaces, carreteras modernas y eficaces, formación eficaz y de calidad, y el que no valga para conducir con seguridad, pues que no se le dé el carné. Hay muchos que empiezan una carrera universitaria y no todos la acaban, ¿por qué no lo mismo con la conducción.

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