El BNG pasa en Ourense de la euforia al cese de su portavoz

El fracaso electoral del bipartito de la Xunta aceleró la reacción de los socios orensanos para salvar su tocada coalición. PSOE y BNG habían cerrado con llave sus parcelas desde el primer día del mandato. La bicefalia quedó patente en la constitución de la nueva corporación, hasta el punto de que el discurso del alcalde, el socialista Francisco Rodríguez, tuvo su réplica con una solemne declaración institucional posterior del teniente de alcalde, el nacionalista Alexandre Sánchez Vidal, ante la estatua de Bóveda. Quedaba claro: había dos alcaldes.

Desde ese día, Rodríguez se aposentó e...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

El fracaso electoral del bipartito de la Xunta aceleró la reacción de los socios orensanos para salvar su tocada coalición. PSOE y BNG habían cerrado con llave sus parcelas desde el primer día del mandato. La bicefalia quedó patente en la constitución de la nueva corporación, hasta el punto de que el discurso del alcalde, el socialista Francisco Rodríguez, tuvo su réplica con una solemne declaración institucional posterior del teniente de alcalde, el nacionalista Alexandre Sánchez Vidal, ante la estatua de Bóveda. Quedaba claro: había dos alcaldes.

Desde ese día, Rodríguez se aposentó en el despacho del ayuntamiento y Vidal se llevó su poder paralelo a otro edificio del Ourense histórico. Los nacionalistas acuñaron su propio escudo de la ciudad, que imprimieron en todas sus invitaciones institucionales; convocaron sus inauguraciones y actos sin la presencia del regidor y acuñaron su marca dominante, Tenencia de Alcaldía.

Salvo en los plenos, donde siempre mantuvieron la disciplina y las formas, actuaron como dos gobiernos paralelos. Apenas iniciada la campaña de las autonómicas, las encuestas anunciaban ya el derrumbe de la coalición, con gran desgaste para el BNG, y Sánchez Vidal comenzó a tambalearse dentro de su propio grupo. Los concejales de la UPG pedían ya su cabeza. La continuidad del teniente de alcalde pendía de un improbable triunfo electoral del BNG en la ciudad. Lejos de ello, la derrota fue sonada.

Pocos días después de perderse la Xunta, los socios orensanos firmaron el entendimiento. La marca de la tenencia se hizo menos visible y comenzaron a mostrarse juntos en actos públicos. Vidal compuso la relación con el PSOE, pero, como quintanista, no pudo con los suyos: tuvo que dimitir.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Archivado En