Análisis:Econonía global | Coyuntura nacional

La fotografía contable del primer trimestre

Al final, la contracción del PIB en el primer trimestre del año fue del 1,9% respecto al trimestre anterior (7,4% en tasa anualizada), una décima más de lo adelantado por el INE. La caída acumulada en los últimos cuatro trimestres (tasa interanual) alcanza ya el 3%

[gráfico superior izquierdo]. Veamos cómo se distribuyen estas variaciones por agregados.

Los indicadores del consumo mostraban que las familias seguían apretándose el cinturón más de lo que ya lo hicieron en el último trimestre de 2008, en el que dicho agregado se contrajo fuertemente. La Contabilidad Nacional Trimest...

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Al final, la contracción del PIB en el primer trimestre del año fue del 1,9% respecto al trimestre anterior (7,4% en tasa anualizada), una décima más de lo adelantado por el INE. La caída acumulada en los últimos cuatro trimestres (tasa interanual) alcanza ya el 3%

[gráfico superior izquierdo]. Veamos cómo se distribuyen estas variaciones por agregados.

Los indicadores del consumo mostraban que las familias seguían apretándose el cinturón más de lo que ya lo hicieron en el último trimestre de 2008, en el que dicho agregado se contrajo fuertemente. La Contabilidad Nacional Trimestral (CNTR) confirma esta visión al dar una caída en tasa trimestral anualizada del 6,7%, un punto porcentual más que el trimestre anterior. Respecto a un año antes, el consumo real de las familias ha caído un 4,1% [gráfico superior derecho]. Aunque no hay datos contables todavía, la renta disponible no se ha reducido tanto como el consumo, lo que implica que las familias han continuado elevando su tasa de ahorro, que había caído a niveles históricos. Al mismo tiempo, la inversión en vivienda de los hogares cae a un ritmo anualizado de casi el 25%. Más ahorro y menos inversión llevan a corregir la anómala situación de déficit en la que se encontraban las familias en 2007. En el cuarto trimestre de 2008, ese déficit ya se había convertido en un pequeño superávit y es de suponer que este año siga aumentando rápidamente. Estos ajustes provocan efectos muy negativos en la demanda, producción y empleo, pero constituyen el camino correcto para salir hacia la recuperación. Otro camino nos llevaría a un callejón sin salida.

La renta disponible no se ha reducido tanto como el consumo porque las familias siguen ahorrando
Lo más sorprendente es la elevada destrucción de empleo, con 1,3 millones de ocupados menos

También el gasto de las empresas se contrae fuertemente. La inversión en equipo se redujo en este trimestre a un ritmo anualizado del 32,5%, y respecto al mismo trimestre del año anterior, un 18,6%. Son tasas que asustan pero no sorprenden: cae la demanda interna y externa, desciende la utilización de la capacidad productiva, las cuentas de resultados se resienten, las expectativas de los empresarios están por los suelos y si en estas circunstancias aún hay alguna empresa que desea invertir, se encuentra, sobre todo si es pyme, con que no logra la financiación necesaria.

El conjunto de la demanda nacional cayó a una tasa trimestral anualizada del 8,1%, que sumada a las de los tres trimestres anteriores da un retroceso interanual del 5%. Tampoco las exportaciones de bienes y servicios anduvieron finas en estos meses, siendo el agregado que más se hundió (casi un 40% en tasa trimestral anualizada). No es que seamos poco o mucho competitivos, es que nadie compra nada en el mundo. Pese a ello, la aportación del saldo exterior al crecimiento del PIB ha vuelto a ser positiva, ya que la caída de las importaciones no se quedó a la zaga de las exportaciones. En términos interanuales, sus aportaciones a la demanda nacional y del saldo exterior son de -5,3 y 2,3 puntos, respectivamente.

Lo más sorprendente continúa siendo la elevada destrucción de empleo. Los ocupados se redujeron un 6,3% respecto a un año antes (1.305.300 en valores absolutos), lo que supone que la productividad por ocupado aumentó un 3,5% [gráfico inferior izquierdo]. Si eso fuera cierto, cabe pensar lo ineficientes que eran las empresas españolas hasta hace no mucho, cuando la productividad avanzaba apenas unas décimas porcentuales e incluso descendió algún año. Este fuerte repunte de la productividad contrarresta el elevado aumento de los costes laborales (4,3% por asalariado), hasta situar los costes por unidad producida (CLU) en un 0,8%. Pero ¿y si no fuera real este aumento de la productividad?

Los crecimientos salariales han permitido que a partir de 2007 dejara de descender el peso de los salarios en el PIB [gráfico inferior derecho]. Sin embargo, el excedente empresarial (incluidas las rentas mixtas) ha seguido aumentando, debido a que se ha llevado la parte que ha dejado libre la caída de los impuestos netos sobre la producción e importación. En el primer trimestre, las remuneraciones totales de los asalariados descendían respecto a un año antes un 2,1% (por la caída del empleo), y los impuestos, un 14,9%, mientras que el excedente aumentaba un 1,6%. No dicen esto las cuentas de resultados de las empresas, algo no cuadra en esta contabilidad. -

Ángel Laborda es director de coyuntura de la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas).

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