Russafa volverá a tener un teatro

Arden Producciones abrirá a final de año una sala en el barrio

En 1981, echó el cierre el Teatro Alcázar, en la calle del General San Martín de Valencia, el último de los escenarios de Russafa. Casi tres décadas después, si todo sale bien, el barrio más ecléctico de Valencia volverá a tener un teatro. La compañía Arden Producciones abrirá antes de final de año una nueva sala, cuyo nombre provisional es Teatro Russafa, en la calle de Dénia. "En los años 50 había diez salas en Russafa y desde hace décadas no hay ninguna", asegura Joan Carles Garés, director junto con Chema Cardeña de Arden.

Abrir una sala en tiempos de crisis entraña peligros. "Es un...

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En 1981, echó el cierre el Teatro Alcázar, en la calle del General San Martín de Valencia, el último de los escenarios de Russafa. Casi tres décadas después, si todo sale bien, el barrio más ecléctico de Valencia volverá a tener un teatro. La compañía Arden Producciones abrirá antes de final de año una nueva sala, cuyo nombre provisional es Teatro Russafa, en la calle de Dénia. "En los años 50 había diez salas en Russafa y desde hace décadas no hay ninguna", asegura Joan Carles Garés, director junto con Chema Cardeña de Arden.

Abrir una sala en tiempos de crisis entraña peligros. "Es un riesgo, y posiblemente una locura", reconocen desde Arden, compañía donde barajaban la idea desde hace cuatro o cinco años. La condición es que querían abrirla en su barrio, un barrio en el que los precios se habían disparado. "Hace cinco años era un proyecto inasumible por economía", explica Garés, pero, paradójicamente, la situación ha mejorado con la crisis. Eso sí, levantar de la nada el teatro, que contará con una pequeña sala con alrededor de 175 butacas y otra aún más pequeña para actos especiales, seguramente sobrepase un presupuesto de varios cientos de miles de euros.

Desde Arden explican que se lanzaron a construir su propio escenario cuando pudieron optar a las ayudas del Ministerio de Cultura dedicadas a crear una segunda red nacional de teatros y auditorios. Si la primera se destina a salas de entre 800 y 1.500 butacas, "escenarios a los que no optan el 80% de las compañías privadas de teatro", la segunda red pretende consolidar un salas de menos de 500. Al parecer, cuando lleven varios años funcionando como sala podrán optar a ayudas del Consell.

En el futuro Teatro Russafa, si es que finalmente se llama así, se trabajarán dos líneas, según Garés, una de teatro para jóvenes y adultos por las tardes, y otra de teatro para niños. Apuestan incluso por el teatro para bebés, ya implantado en algunos países de Europa. Además, pretenden que sea un Centro Cultural Docente de Artes Escénicas, en el que paralelamente se harán cursos y talleres de interpretación, dramaturgia, danza... El objetivo de todo ello es "fidelizar en primer lugar a los vecinos de Russafa, un barrio de lo más variopinto con muchos jóvenes y parejas de profesionales liberales con muchos intereses culturales".

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