El fiscal mantiene a Renfe bajo sospecha por el accidente de Valga

Dos años después de que un tren arrollase a tres obreros en el paso a nivel de Valga, la Fiscalía de Pontevedra aún no tiene todos los datos para valorar si es el conductor el único responsable del accidente. La investigación no se ha cerrado a la espera de tener todos los elementos de prueba que constaten si funcionaron correctamente o no las señales que tenían que haber advertido al conductor de que las barreras estaban abiertas para frenar el convoy.

Aunque está claro que el conductor incurrió en "una gravísima negligencia", la fiscalía sigue investigando la parte automática del sist...

Dos años después de que un tren arrollase a tres obreros en el paso a nivel de Valga, la Fiscalía de Pontevedra aún no tiene todos los datos para valorar si es el conductor el único responsable del accidente. La investigación no se ha cerrado a la espera de tener todos los elementos de prueba que constaten si funcionaron correctamente o no las señales que tenían que haber advertido al conductor de que las barreras estaban abiertas para frenar el convoy.

Aunque está claro que el conductor incurrió en "una gravísima negligencia", la fiscalía sigue investigando la parte automática del sistema de seguridad y los supuestos errores que se hubieran producido, teniendo en cuenta que los avisadores acústicos se accionaban con demasiada frecuencia, según la investigación. Se trata de probar si a más de un kilómetro de distancia del paso a nivel, las aspas luminosas situadas a ambos márgenes de la vía y otros sistemas de alarma se activaron. De confirmarse que hubo fallos, además de ser responsables civiles subsidiarios del siniestro Renfe y Adif, también lo serían penalmente y, en consecuencia, su personal de mantenimiento. Una imputación que minimizaría el grado de implicación del conductor, que está acusado de tres delitos de homicidio imprudente y se enfrenta a una petición de cuatro años de prisión.

Los avisadores acústicos se accionaban con excesiva frecuencia

En su declaración judicial, Manuel G.L., de 57 años y con 38 de antigüedad como maquinista, dijo que no recibió ninguna advertencia previa sobre posibles fallos en el sistema de seguridad y que, al pisar el tren la línea de aproximación, las barreras tendrían que haberse cerrado automáticamente. También alegó como causas colaterales del accidente el mal estado de la vía y la falta de visibilidad por el exceso de maleza. El informe preliminar del Ministerio de Fomento advirtió de la negligencia del conductor, pero también admite varios fallos mecánicos en el origen de la mortal colisión.