El señor del monóculo
Cuenta el traductor y escritor casi secreto Marcial Souto que, mientras esperaba que diera comienzo la proyección de Metrópolis en el Festival Internacional do Filme de Río de Janeiro de 1969, el circunspecto señor con monóculo que se sentaba a su lado le preguntó si ya había visto la película antes. "No", replicó Souto. "Pues hoy vas a poder verla junto a su director", remató el compañero de butaca, que resultó ser el mismísimo Fritz Lang. Ese día, Lang inventó algo que no llegaría a popularizarse hasta la revolucionaria llegada del DVD: los comentarios del director.
Quienes v...
Cuenta el traductor y escritor casi secreto Marcial Souto que, mientras esperaba que diera comienzo la proyección de Metrópolis en el Festival Internacional do Filme de Río de Janeiro de 1969, el circunspecto señor con monóculo que se sentaba a su lado le preguntó si ya había visto la película antes. "No", replicó Souto. "Pues hoy vas a poder verla junto a su director", remató el compañero de butaca, que resultó ser el mismísimo Fritz Lang. Ese día, Lang inventó algo que no llegaría a popularizarse hasta la revolucionaria llegada del DVD: los comentarios del director.
Quienes visiten el Cine Doré en el curso de esta semana no tienen ninguna posibilidad de vivir un encuentro tan memorable, pero, por lo menos, podrán disfrutar de un buen número de piezas clásicas de la etapa americana del maestro, entre las que figuran algunos títulos esquivos, que, durante años, fueron codiciados Santo Grial por parte de cinéfilos, como esa turbia y enigmática House by the river (1950).