EMILIO ARANDA | Dueño de un comercio ilegal

Condenado a vender muebles

La burocracia de Marbella (Málaga) tiene desesperado a Emilio Aranda, dueño de una pequeña tienda de muebles en un bloque irregular situado en una de las vías principales de la ciudad y que el Plan General de Ordenación Urbana pretende legalizar. El Ayuntamiento marbellí le deniega una licencia para abrir un bar, pero sí le permite mantener la tienda de muebles en el local.

Emilio, que gana 1.000 euros al mes como camarero en Villanueva de Tapia, compró el local en 2003 con su hermana para abrir una tienda de muebles rústicos. El negocio tiene licencia de apertura a pesar de estar en un...

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La burocracia de Marbella (Málaga) tiene desesperado a Emilio Aranda, dueño de una pequeña tienda de muebles en un bloque irregular situado en una de las vías principales de la ciudad y que el Plan General de Ordenación Urbana pretende legalizar. El Ayuntamiento marbellí le deniega una licencia para abrir un bar, pero sí le permite mantener la tienda de muebles en el local.

Emilio, que gana 1.000 euros al mes como camarero en Villanueva de Tapia, compró el local en 2003 con su hermana para abrir una tienda de muebles rústicos. El negocio tiene licencia de apertura a pesar de estar en un edificio ilegal. "Pagaba IBI, electricidad, agua..., pero la tuve que cerrar a principios de 2008 porque daba pérdidas", cuenta Emilio. Cayó en una depresión y sólo pensaba en quitarse de enmedio los 1.500 euros de la letra que llega a casa todos los meses. "Estoy atrapado con una hipoteca que no puedo pagar porque sólo puedo utilizar el local para vender muebles", asegura.

Su gran esperanza era alquilar el local. En marzo del año pasado encontró a unos británicos que querían montar un bar y que acudieron al Ayuntamiento marbellí a informarse de las posibilidades de abrir este nuevo negocio.

"Les dijeron de palabra que no había problema, incluso en otra visita les informaron de todos los requisitos", dice Emilio. La abogada de los arrendadores corrobora esta versión y añade que hablaron con un técnico llamado Luis Mediano.Como todo iba bien firmaron un contrato de arrendamiento por cuatro años y pagaron la licencia de obras para hacer las reformas, que les costaron 12.000 euros.

Las malas noticias llegaron en octubre de 2008, cuando todo estaba casi listo. "Nos dicen que no puede ser, que es un edificio ilegal y que hay que esperar", cuenta Emilio con tono desesperado. Desde entonces no gana para viajes a la delegación de Urbanismo, en la que siempre le dicen que no hay nada que hacer hasta que se apruebe el plan urbanístico. "No entiendo por qué anunciaron a bombo y platillo que iban a regularizar todos los comercios", se queja.

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