En Vigo "no ha lugar" a revisar el pacto, dicen sus firmantes

Las denuncias airadas del teniente de alcalde vigués, Santiago Domínguez, por las injerencias del alcalde Abel Caballero en sus áreas de gobierno han sido nota frecuente del mandato, dando pábulo a repetidas alarmas públicas de "crisis" en la coalición que finalmente se quedaron todas en amagos. Ahora ambos dirigentes sostienen que no hay nada que cambiar.

El pacto ha funcionado con las competencias claramente señaladas y diferenciadas, y de ahí que Domínguez pudiera cargarse de razones y alzar la voz cada vez que Caballero, ejerciendo o aprovechándose de su representación institucional...

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Las denuncias airadas del teniente de alcalde vigués, Santiago Domínguez, por las injerencias del alcalde Abel Caballero en sus áreas de gobierno han sido nota frecuente del mandato, dando pábulo a repetidas alarmas públicas de "crisis" en la coalición que finalmente se quedaron todas en amagos. Ahora ambos dirigentes sostienen que no hay nada que cambiar.

El pacto ha funcionado con las competencias claramente señaladas y diferenciadas, y de ahí que Domínguez pudiera cargarse de razones y alzar la voz cada vez que Caballero, ejerciendo o aprovechándose de su representación institucional como alcalde "de todos", ha pasado la línea divisoria. Toda la política presupuestaria ha pivotado sobre el criterio básico de la proporcionalidad de escaños de cada grupo, 9/5, que ha operado como índice mágico en la atribución de fondos. Además, como en las otras ciudades, desde la propia firma del pacto se cuidó que las áreas asignadas a cada grupo tuvieran correspondencia con las que ostentaba en la Xunta el partido del mismo color.

Esa disposición ha propiciado una gestión en paralelo. Cada grupo, una vez diseccionadas las partidas principales, ha organizado el gasto a conveniencia, con equipos de asesores y de comunicación independientes, y ha explotado en exclusiva los canales de relación con la Xunta, fuera para inversiones o programas de futuro, sin mayores reparos en castigar al socio de gobierno si con ello ganaba brillo el propio partido. El escudo oficial y la imagen institucional única han sucumbido bajo las etiquetas de Alcaldía y Tenencia de Alcaldía acuñadas por el pacto.

"No ha lugar" a revisión alguna, "el pacto está funcionando francamente bien", asegura Caballero. Domínguez lo refrenda y descarta "la necesidad de romper nada". Pero ninguno explica cómo se puede mantener esa dinámica suya de gobierno sin la complicidad de la nueva Xunta.

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