Apuntes

Se busca sistema para hacer fichar al profesor

Una sentencia obliga a contolar el horario de los docentes

Un antiguo enfrentamiento con el Personal de Administración y Servicios (PAS) ha terminado por crearle un problema a la dirección de la Universitat de València. El Tribunal Superior de Justicia valenciano falló el 28 de noviembre en contra de la universidad, y a favor de CGT, y ordenando a reinstaurar el sistema de control de asistencia al trabajo de los profesores.

Se trató de una venganza por lo que en su día el PAS consideró una injusticia: el rectorado implantó un nuevo sistema electrónico para vigilar que el personal de administración acudía al puesto de trabajo. Para los pr...

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Un antiguo enfrentamiento con el Personal de Administración y Servicios (PAS) ha terminado por crearle un problema a la dirección de la Universitat de València. El Tribunal Superior de Justicia valenciano falló el 28 de noviembre en contra de la universidad, y a favor de CGT, y ordenando a reinstaurar el sistema de control de asistencia al trabajo de los profesores.

Se trató de una venganza por lo que en su día el PAS consideró una injusticia: el rectorado implantó un nuevo sistema electrónico para vigilar que el personal de administración acudía al puesto de trabajo. Para los profesores se mantuvo el procedimiento que hasta ese momento compartía con el PAS: firmar en una hoja de asistencia al entrar en clase o al empezar las horas de tutoría. El procedimiento, sin embargo, cayó en desuso, según la universidad, por problemas operativos.

El TSJ ha obligado ahora a aplicarlo. Tanto el rector, Francisco Tomás, como el vicerrector de Profesorado y Ordenación Académica, Carlos Ferreira, aseguran que lo harán, pero vuelven a avisar de las dificultades. ¿De qué clase? Por ejemplo: al no haber bedeles en cada aula, los profesores deben pasar antes de clase por conserjería, y a veces el conserje no está, afirma Ferreira.

"No nos quedamos quietos", asegura el vicerrector, "vamos a acatar la sentencia, pero al mismo tiempo vamos a buscar sistemas más eficientes".

Parece haber varios. Un lector de tarjetas magnéticas ("como las de los cajeros automáticos") a la puerta del aula, que sirviera también para abrirla. O que los profesores, al entrar en clase, arranquen con su sesión el ordenador que utilizan en clase (aunque para eso tendría que haber un ordenador en cada aula). Esto último serviría también para las tutorías.

Descartado que los alumnos vayan a atreverse a denunciar faltas de asistencia, Ferreira dice que el problema se antoja, en ciertos casos, irresoluble: "O tienes un sistema de inspección, o siempre habrá alguien que fiche y se baje a la cafetería".

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