Reportaje:Crisis institucional en el Real Madrid

Calderón acaba como Florentino

El hasta ayer presidente del Madrid dimite tres años después de hacerlo el que consideraba su mayor enemigo

De haber sido por él, Ramón Calderón nunca habría dimitido. Habría llegado al verano de 2010 y cumplido su mandato presidencial. Lo habría hecho pese a todo, aguantando el chaparrón y el desgaste físico y mental. Lo habría hecho por un único motivo: no bajar al nivel de Florentino Pérez, que dimitió el 27 de febrero de 2006 y que se convirtió en su sombra desde que, en julio de ese año, ganara las elecciones en medio de la polémica del voto por correo. Calderón siempre ha vivido más pendiente de supuestas tramas externas para echarle o de la foto de turno con Zidane y Ronaldo que de ejercer el...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

De haber sido por él, Ramón Calderón nunca habría dimitido. Habría llegado al verano de 2010 y cumplido su mandato presidencial. Lo habría hecho pese a todo, aguantando el chaparrón y el desgaste físico y mental. Lo habría hecho por un único motivo: no bajar al nivel de Florentino Pérez, que dimitió el 27 de febrero de 2006 y que se convirtió en su sombra desde que, en julio de ese año, ganara las elecciones en medio de la polémica del voto por correo. Calderón siempre ha vivido más pendiente de supuestas tramas externas para echarle o de la foto de turno con Zidane y Ronaldo que de ejercer el cargo. No ha habido ocasión en el último año en que no señalara a Pérez como el peor ejemplo. "Yo nunca dimitiré como han hecho otros antes que yo", repetía.

"Entrego mi cabeza para que ayude a pacificar a la masa social"
Más información

Lo reiteró el miércoles, cuando admitió que en la asamblea del 7 de diciembre hubo fraude, pero que él no sólo lo desconocía, sino que también era una víctima. "Lo más cómodo sería dimitir porque estoy viviendo un calvario. Pero no lo voy a hacer porque no soy un cobarde y no tengo nada que ocultar", proclamó. Lo hizo. El momento llegó ayer, tras los días más convulsos de su mandato y la presión ejercida por algunos directivos, que le forzaron a dimitir para poner fin a la situación incontrolada que estaba viviendo el club a diario. Calderón, al que sucede Vicente Boluda hasta las elecciones del próximo verano, no tenía otra opción. No le quedaban más pararrayos que sacrificar: en diciembre, dos días después de aprobarse las cuentas en la asamblea, se deshizo de Bernd Schuster. Esta semana, además de Nanín, despidió al superior de éste, Luis Bárcena, su amigo intimo, al que hace apenas un mes nombró director del área social. Eso sí, en su mensaje de despedida -pidió como último deseo que no hubiese preguntas- repitió su juramento de honor, justificó su adiós por "el bien de la familia" y por la búsqueda de "la paz social" y lo calificó como el triunfo de la maldad. Recurrió, cómo no, al discurso de siempre: "Como ya les dije en mi última comparecencia, ni soy un cobarde ni tengo nada que ocultar". Sentados, le observaban todos sus directivos y Pedja Mijatovic.

"Reitero mi juramento solemne sobre la falsedad de las cosas publicadas acerca de mi participación o conocimiento de las personas infiltradas en la asamblea", prosiguió. Cuando finalmente anunció que había dimitido, matizó que en contra de su voluntad. "En contra de mi opinión y de la de todos los miembros de la junta, entrego mi cabeza, tan perseguida, por cierto, desde el principio de mi mandato, para que ayude a pacificar a la masa social, alterada permanentemente. En la decisión ha pesado el acoso al que estaban siendo sometidos mis hijos". Calderón está convencido de que alguien a su alrededor ha urdido una trama para echarle. Se siente perseguido ya no sólo por Pérez, sino por parte de la prensa afín a él. Y, tras matizar que se había entregado en cuerpo y alma al Madrid, que se iba con la conciencia tranquila, la cabeza alta y las manos limpias, señaló a los que él considera culpables de su marcha: "El éxito de los que han buscado desesperadamente mi destitución es el triunfo de la injusticia y de la maldad".

Por la mañana, temprano, Calderón acudió al estadio Bernabéu a una reunión de urgencia con los directivos. Los mismos que el miércoles le respaldaron le amenazaron con dimitir en bloque y convocar elecciones inmediatas. No estaban dispuestos a seguir y verse salpicados. Que un chico de 25 años, el famoso Nanín, quien dejó tener acceso a personas no autorizadas a la asamblea, dejara en ridículo al club más grande del mundo era demasiado para ellos.

Ramón Calderón, ayer en la sala de prensa del estadio Bernabéu, anuncia su dimisión.ÁLVARO GARCÍA
El ya ex presidente del Real Madrid no ha podido reprimir sus lágirmas al hablar de su familia en la rueda de prensa.Vídeo: CNN+

Sobre la firma

Archivado En