Análisis:EL ACENTO

Las rockeras de Arabia Saudí

El rock no conoce fronteras ni se arredra ante credos. Llegó hace unos 10 años a Arabia Saudí, cuna de un islam particularmente riguroso. Pero desde hace unos meses tiene ya, bien que en la semiclandestinidad, una banda compuesta sólo por mujeres.

Lamia, la vocalista, de pelo tan en punta como un escalofrío, Dina, la guitarrista y fundadora del grupo, su hermana Dareen que toca el bajo, y Amjad, la teclista, todas de entre 19 y 21 años, forman la Accolade -la Acolada o juramento caballeresco de la Edad Media-, el primer conjunto de rock femenino saudí.

En un país en el que...

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El rock no conoce fronteras ni se arredra ante credos. Llegó hace unos 10 años a Arabia Saudí, cuna de un islam particularmente riguroso. Pero desde hace unos meses tiene ya, bien que en la semiclandestinidad, una banda compuesta sólo por mujeres.

Lamia, la vocalista, de pelo tan en punta como un escalofrío, Dina, la guitarrista y fundadora del grupo, su hermana Dareen que toca el bajo, y Amjad, la teclista, todas de entre 19 y 21 años, forman la Accolade -la Acolada o juramento caballeresco de la Edad Media-, el primer conjunto de rock femenino saudí.

En un país en el que la mujer no puede conducir, y raramente aparece en público a cara descubierta o mostrando su figura, siempre cubierta por la abaya o túnica hasta los pies, las cuatro iconoclastas han grabado su primer disco, Pinocchio, que, para no variar, habla de amores contrariados. No pueden actuar en público, ni aparecer en la portada de esa su primera producción, pero en el mercado negro hacen furor y sus cientos de seguidores descargan sin parar Pinocchio de la web del conjunto.

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Las cuatro amigas, a la busca de una quinta componente que atruene el tambor, no son miembros de la jet-set saudí, que recibe gustosa su dosis de exposición al decadente mundo occidental, sino clase media, que jamás ha viajado fuera del país. Las cuatro están en la Universidad, llevan piercings al menos en cejas y labios, y visten la ubicua abaya, pero abierta de forma que deje ver vaqueros y camisetas con estribillos diversos, que digan lo que digan, son pura provocación.

Sólo son concebibles en Jedda, la ciudad más occidentalizada del reino, donde la policía religiosa que atiende al prolijo y amenazador nombre de Comité para la Promoción de la Virtud y Combate al Vicio se muestra de un tiempo acá medio ausente. Hay quien, curiosamente, dice que esto sucede desde el 11-S de 2001, fecha en que se le cortó la digestión a la monarquía porque la mayoría de los 20 acusados de los atentados en Estados Unidos eran saudíes.

Las chicas de Accolade, nombre inspirado en un cuadro de un oscuro pintor inglés de comienzos del XX, confían en que dentro de 10 años ya se les permitirá actuar en público. Y de ahí, al desenfreno.

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