Columna

Comprender la crisis económica

La situación económica que estamos viviendo es compleja. Sobre todo, porque es resultado de la combinación de dos crisis coetáneas con orígenes, alcance, tempos y mecanismos de transmisión diferentes. Por un lado, tenemos la crisis financiera internacional, que se alimenta de los excesos cometidos en otras partes del Mundo; señaladamente, Estados Unidos. Aunque nosotros tenemos poco que ver con su gestación, sufrimos sus consecuencias como los demás: fuerte restricción de crédito y de liquidez para empresas y consumidores, caída de la Bolsa y un empeoramiento de las expectativas de crecimiento...

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La situación económica que estamos viviendo es compleja. Sobre todo, porque es resultado de la combinación de dos crisis coetáneas con orígenes, alcance, tempos y mecanismos de transmisión diferentes. Por un lado, tenemos la crisis financiera internacional, que se alimenta de los excesos cometidos en otras partes del Mundo; señaladamente, Estados Unidos. Aunque nosotros tenemos poco que ver con su gestación, sufrimos sus consecuencias como los demás: fuerte restricción de crédito y de liquidez para empresas y consumidores, caída de la Bolsa y un empeoramiento de las expectativas de crecimiento de la economía mundial que se traduce en peores perspectivas para nuestras exportaciones.

Galicia se ha convertido en una comunidad líder en la búsqueda de soluciones financieras

Sobre esta crisis se está actuando mediante una metodología de ensayo y error, corrigiendo las intervenciones en función de las respuestas del enfermo. Afortunadamente hemos entendido que la coordinación internacional de esfuerzos es fundamental, que el rescate financiero a corto plazo es inevitable y que la redefinición de parte de la arquitectura financiera internacional debe ocupar un lugar relevante en la agenda política. Ojala que la reunión del G-20, más España, marque el comienzo de un proceso serio de reforma.

Con este panorama, la actuación del Gobierno español debe valorarse positivamente en términos generales. Por su parte, la respuesta de la Xunta de Galicia, dentro de sus posibilidades competenciales, también merece un juicio positivo: Galicia se ha convertido en una comunidad líder en la búsqueda de soluciones financieras para mejorar el contexto financiero por el que atraviesan las pequeñas y medianas empresas.

No obstante, encauzar la situación en este frente no es suficiente. Porque queda pendiente la crisis económica que envuelve a la economía española y, por inclusión, a la gallega. La fase negativa del ciclo ha llegado con más rapidez y virulencia de la prevista.

La fuerte expansión del sector residencial, del crédito y del consumo ha tocado techo y no está claro cuál será el mecanismo que permita recuperarse pronto y retornar a una senda de crecimiento económico sostenido.

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Los más optimistas ya cifran la recuperación para 2010. Los menos positivos hablan de una crisis de larga duración como la de Portugal. Entre otras cosas, porque la sociedad española en su conjunto no ha aprovechado suficientemente los frutos del fuerte crecimiento desde 1995 para sentar las bases de un modelo productivo innovador y fuerte, a semejanza de los países líderes. Pero nunca es tarde para intensificar los esfuerzos en la dirección debida. Y contamos con otras palancas potenciales.

Existe espacio para la rebaja de tipos de interés del Banco Central Europeo (con un euríbor que al fin responde a la baja y una situación general en la zona euro que precisa de impulsos monetarios) y tenemos margen en España para incurrir en déficit (la fuerte reducción de la deuda pública en los últimos 15 años nos lo permite ahora). Hay que respetar las inversiones previstas en el PEIT e intensificar el esfuerzo inversor de las CC AA en infraestructuras, educación e I+D+i.

Y lo anterior tiene especial relevancia para Galicia. Es verdad que estamos disfrutando de un diferencial positivo a nuestro favor en los indicadores de producción y empleo. Pero ese diferencial es todavía pequeño para evitar que vayamos a sufrir también con dureza los efectos de la crisis y para cerrar la distancia que existe con la media española en un horizonte temporal de duración razonable.

Fortalecer nuestro sistema productivo es relevante no sólo para retornar pronto a una fase larga de crecimiento, sino también para converger con la media española. Un 8% de las inversiones estatales y un 25% del presupuesto autonómico en gastos de capital son positivos por sus efectos sobre la demanda y la oferta y nos sitúan entre los territorios en los que mayor esfuerzo de capitalización se está haciendo. Pero no es suficiente. Y las elecciones pueden ser una buena oportunidad para pensar y poner encima de la mesa propuestas que los partidos puedan integrar en sus programas de gobierno.

http://webs.uvigo.es/slagop

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