Análisis:

No insultarás al ciudadano Borbón

"Bien mereció castigo el que privó disminuyendo al Rey: su patrimonio es la horca; soga y cuchillo son el estipendio de su desvergüenza", escribió Quevedo. Hubo un tiempo, no tan lejano, que cualquier insulto al Rey deparaba ineludiblemente la muerte. Todavía hoy existen lugares en donde eso ocurre. Y, a pocos kilómetros de nuestras fronteras, en el reino de Marruecos, acaban de condenar con año y medio de cárcel a un estudiante de 18 años que, enfervorizado por su pasión por el fútbol, llegó a escribir en la pizarra de su clase la frase "Dios, Patria, Barça", parafraseando el lema nacional: "...

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"Bien mereció castigo el que privó disminuyendo al Rey: su patrimonio es la horca; soga y cuchillo son el estipendio de su desvergüenza", escribió Quevedo. Hubo un tiempo, no tan lejano, que cualquier insulto al Rey deparaba ineludiblemente la muerte. Todavía hoy existen lugares en donde eso ocurre. Y, a pocos kilómetros de nuestras fronteras, en el reino de Marruecos, acaban de condenar con año y medio de cárcel a un estudiante de 18 años que, enfervorizado por su pasión por el fútbol, llegó a escribir en la pizarra de su clase la frase "Dios, Patria, Barça", parafraseando el lema nacional: "Alá, el Watan, Malik" (Dios, Patria, Rey).

Pero los tiempos están cambiando, que diría Dylan, y el poder absolutista de los reyes ha desaparecido en las democracias occidentales. Por el contrario, las críticas a la monarquía -no sólo a la figura institucional sino incluso a las personas- han subido tanto el tono, que, amparadas en la libertad de expresión, han derivado en el insulto grosero y zafio en algunas ocasiones. Lo de los Windsor es paradigmático, aunque hay que reconocer que con su real comportamiento se lo han ganado a pulso.

En España llevamos una temporada en la que parece que de aquel pacto no escrito de la Transición por el que el Rey quedaba excluido de toda crítica hemos pasado al todo vale. En el último año, la Audiencia Nacional ha condenado a dos humoristas de El Jueves por una viñeta satírica de los Príncipes, a dos independentistas catalanes por la quema de fotos de los Reyes con motivo de la visita oficial del Monarca a Girona, y ha abierto proceso contra otros caricaturistas de Deia por ridiculizar a Don Juan Carlos por la caza de un oso drogado y contra el alcalde de la localidad gaditana de Puerto Real, José Antonio Barroso, de IU, que le tachó de "corrupto", "deleznable" y de "hijo de un crápula". Vamos, que con urgencia nos vamos equiparando al nivel europeo.

El caso es que el delito de injurias a la Corona -que no figuraba en los primeros borradores del actual Código Penal- debería ser aplicado con sentido común.

El Supremo y el Constitucional han establecido que la ley no veda el uso de expresiones hirientes, molestas o desabridas, pero que quedan excluidas las absolutamente vejatorias; es decir, "aquéllas que, dadas las circunstancias del caso, y al margen de su veracidad o inveracidad, sean ofensivas u oprobiosas y resulten impertinentes para expresar las opiniones o informaciones de que se trate".

Todos recordamos que el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, reclamó y obtuvo de los tribunales el reconocimiento de su derecho a no ser insultado por el locutor Federico Jiménez Losantos, porque la libertad de expresión y el derecho de crítica no amparan el insulto.

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Y hasta el republicano más conspicuo reconocería los derechos del Rey como ciudadano: No más que otros, pero tampoco menos. Por tanto, independientemente de que en el ejercicio de sus funciones el Monarca representa a todos los españoles, lo que daría lugar a otras reflexiones, el mínimo incuestionable es que el ciudadano Borbón tiene derecho a no ser insultado.

La siguiente pregunta sería: ¿qué es insulto y qué no? Pues nuevamente el sentido común nos indica que insulto sería aquello que a cualquiera nos ofendería. Así que aunque parezca ambiguo, en realidad no lo es. Pregúntese: ¿Me resultaría ofensivo que me llamaran ladrón, putero o borracho? ¿A qué ahora le parece más claro?

Procesos polémicos

- Alcalde de Puerto Real. El juez de la Audiencia Nacional Fernando Grande-Marlaska ha imputado a José Antonio Barroso, alcalde de IU de Puerto Real (Cádiz), por un delito de injurias graves a la Corona. Barroso declaró el pasado lunes, tras haber calificado al Rey de "corrupto" e "hijo de la crápula".

- Quema de fotos. La Audiencia Nacional absolvió el miércoles a 16 independentistas catalanes que quemaron en Girona fotos del Rey. El juez del Juzgado Central de lo Penal de la Audiencia, José María Vázquez Honrrubia, les absolvió después de que el fiscal modificase su petición de pena para rebajarla a una falta leve de desórdenes públicos, en lugar de un delito de injurias graves contra la Corona. Días antes, el juez de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz archivó la causa contra los cuatro independentistas catalanes acusados de quemar fotos del Rey el día de la Diada.

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