Cartas al director

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Estoy volviendo a las andadas: comprar mi ejemplar de EL PAÍS y leer primero la penúltima con los excepcionales artículos de Enric González o Juan Cruz, entre otros; igual que lo hacía con el añorado Haro Tecglen. El de ayer, 29 de octubre, firmado por Enric, es sencillamente genial, para enmarcarlo en las hemerotecas (Formación, lo titula). Y es que uno echa la vista atrás y, claro, se pregunta: ¿qué experiencia tendrá Acebes para abrir un bufete de abogados si toda su vida profesional la...

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Estoy volviendo a las andadas: comprar mi ejemplar de EL PAÍS y leer primero la penúltima con los excepcionales artículos de Enric González o Juan Cruz, entre otros; igual que lo hacía con el añorado Haro Tecglen. El de ayer, 29 de octubre, firmado por Enric, es sencillamente genial, para enmarcarlo en las hemerotecas (Formación, lo titula). Y es que uno echa la vista atrás y, claro, se pregunta: ¿qué experiencia tendrá Acebes para abrir un bufete de abogados si toda su vida profesional la ha dedicado a la política? Y, ¿qué decir de Zaplana con su multimillonario fichaje por Telefónica? Al menos él tuvo la dignidad de abandonar el escaño. ¿Y de Ansar..? ¿Sigo..?

Me admira la ingenuidad de Enric; no entiende "las misteriosas razones" por las que a un político sin currículum empresarial se lo rifen en este mundo "en cuanto cesa en sus altas funciones públicas". Pero, hombre, tocayo, déjate de eufemismos; en román paladino eso se conoce como pago en agradecimiento por los servicios prestados en el ejercicio del cargo (público, por supuesto).

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