Pasión por el sonido

Tan sólo unos 250 estudios de grabación en el mundo tienen certificación de la compañía Dolby y, de los cinco que están en España, uno de ellos, de nombre Cinemar y con sede en Santiago de Compostela, es referencia para la multinacional inglesa. "Vinieron unos técnicos de esa empresa y analizaron las respuestas a las frecuencias que se daban en el estudio. Al acabar nos dijeron que ésta era una de las tres mejores salas del mundo. Vamos, que el año y medio que tardamos en construirla mereció la pena", dice Dolores Ben, directora de Cinemar y presidenta de la Asociación Galega de Productoras In...

Tan sólo unos 250 estudios de grabación en el mundo tienen certificación de la compañía Dolby y, de los cinco que están en España, uno de ellos, de nombre Cinemar y con sede en Santiago de Compostela, es referencia para la multinacional inglesa. "Vinieron unos técnicos de esa empresa y analizaron las respuestas a las frecuencias que se daban en el estudio. Al acabar nos dijeron que ésta era una de las tres mejores salas del mundo. Vamos, que el año y medio que tardamos en construirla mereció la pena", dice Dolores Ben, directora de Cinemar y presidenta de la Asociación Galega de Productoras Independientes (Agapi).

Esta empresaria nacida en el pequeño municipio coruñés de Ortigueiros recuerda sus orígenes: "Mis padres tenían un aserradero y los recuerdo trabajando siempre, esforzándose para darme lo que ellos no habían podido tener. Mi padre construía cajas para el pescado que duraban años y años porque las clavaba con puntas galvanizadas y, aunque las cobraba algo más caras, aquello enfadaba a mi madre. Ella decía que, si no se rompían, la gente no necesitaría comprar más. Mi madre tenía mejor visión de negocio, pero mi padre pensaba que lo fundamental era el trabajo bien hecho. Y lo mismo creo yo".

Quizá por eso esta meticulosa titulada en arquitectura acabó haciéndose con el cien por cien del accionariado de Sonidor, una empresa de grabación de Vigo en la que, casi por compromiso personal, había entrado a regañadientes. Y en la que no tardaron en surgir los problemas: "A los dos años aquello era un desastre por la falta de liquidez, de socios que no conocieran el negocio...", asegura Ben. La empresa estaba en quiebra, todos los consejos que le llegaban a Dolores Ben le decían que debía abandonar, pero ya era demasiado tarde, "había puesto tanto trabajo, tanta ilusión, que no podía permitir que se hundiera. Y si el barco se iba a pique yo me iría con él".

Entonces empezó a comprar acciones de la empresa ("en algunos casos por más del trescientos por cien de su valor") hasta que se hizo con todo el accionariado. "Lo primero que hice fue contratar a un abogado y a un gestor, que todavía siguen conmigo. Juntos conseguimos salvar Sonidor", recuerda.

Del estudio de Vigo nació el proyecto que hoy es realidad de Cinemar Films. "Los productores gallegos estaban cansados de desplazar equipos enteros de sonido a Madrid, a veces por varias semanas. Me dijeron que o montábamos instalaciones que permitieran realizar aquí el proceso completo de grabación y posproducción de sonido para cine y televisión o si no llamarían a alguien de fuera para que lo montara". Y Dolores Ben volvió a aceptar el reto, aunque esta vez más anclado en la realidad, pues "sólo para este año y para Galicia hay programados 14 rodajes, lo que asegura una mínima carga de trabajo con la que afrontar las 120 nóminas de cada mes".

Y le encargó la tarea a Philip Newell, "uno de los mejores ingenieros de sonido del mundo", según Ben. Natural del Reino Unido y residente desde hace años en la costa gallega, el técnico ha trabajado con lo más granado del mundo de la música, desde Mike Oldfield hasta la Royal Philarmonic Orchestra. La apuesta parecía segura y el resultado final premió el riesgo asumido: "Hemos conseguido convertirnos en una referencia. Aquí vienen de toda Galicia y además estamos trabajando mucho con gente de Madrid, Barcelona, Canarias, Argentina...", dice Dolores Ben, orgullosa de lo conseguido.