Huye el jefe de la red de drogas que implica a dos guardias civiles

Prisión para ocho de los 15 detenidos, entre ellos un policía local

El cabecilla de la red de tráfico de drogas desarticulada el pasado fin de semana en Valencia, en la que están implicados dos guardias civiles del cuartel de Tavernes Blanques y un policía local de Pedralba, esquivó el operativo y logró escapar. La Guardia civil ha intensificado la búsqueda. El juez decretó ayer el ingreso en prisión de ocho de los detenidos, entre ellos los dos agentes del instituto armado y el policía local. Les acusa de un delito contra la salud pública, de asociación ilícita, cohecho, blanqueo de capitales y de tenencia ilícita de armas. Considera, además, la agravante de ...

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El cabecilla de la red de tráfico de drogas desarticulada el pasado fin de semana en Valencia, en la que están implicados dos guardias civiles del cuartel de Tavernes Blanques y un policía local de Pedralba, esquivó el operativo y logró escapar. La Guardia civil ha intensificado la búsqueda. El juez decretó ayer el ingreso en prisión de ocho de los detenidos, entre ellos los dos agentes del instituto armado y el policía local. Les acusa de un delito contra la salud pública, de asociación ilícita, cohecho, blanqueo de capitales y de tenencia ilícita de armas. Considera, además, la agravante de notoria importancia por la cantidad y la implicación de funcionarios.

El elevado tren de vida y la curiosidad pusieron sobre la pista a asuntos internos de que dos agentes podrían estar metidos en negocios sucios. Coches de alta gama, vacaciones sorprendentemente caras, preguntas sobre asuntos que no les incumbía así como su presencia en lugares en los que no debían estar fueron indicios suficientes para iniciar una investigación interna.

Las diligencias practicadas por el equipo de asuntos internos y por el Equipo contra la Delincuencia Organizada y Antidroga (EDOA) han sido suficientes para que a pesar de que los principales implicados se acogieran a su derecho a no declarar el juez decretara su ingreso en prisión. Los dos guardias civiles (un cabo y un guardia raso) y el policía local fueron conducidos ayer por la tarde al módulo de la prisión de Castellón que acoge a miembros de los cuerpos de seguridad. El magistrado mantiene el secreto de las actuaciones.

La Operación Gorrión se inició hace más de un año. Poco después, los investigadores se encontraron con que dos agentes de la Guardia Civil podían estar implicados. Su pertenencia al cuerpo ha dificultado seriamente las pesquisas, todas sus prudencias en movimientos y conversaciones telefónicas fueron pocas. El pasado viernes, según fuentes del caso, se precipitó el desenlace de la operación al confirmarse que la red esperaba una entrega controlada a través de un gancho perdido (droga metida en un contenedor con carga legal cuyo destinatario no conoce que entre su material se esconden estupefacientes) al puerto de Valencia. Cuando el policía local detenido y uno de los tres camioneros también detenidos -estos últimos trabajaban habitualmente en el puerto de Valencia- procedían a desprecintar las bolsas con 60 kilos de cocaína, irrumpió el operativo que llevaba el asunto. Durante el viernes y el sábado se produjeron el resto de detenciones, los otros dos camioneros, la mujer de uno de ellos, los dos guardias civiles, y también la esposa de uno de ellos, un operario del puerto, y varios colaboradores. Entre ellos, R.G.V., con numerosos antecedentes desde hace más de una década. Este último también ha sido uno de los miembros de la red que más ostentación de un nivel de vida impropio de alguien sin oficio ni beneficio ha hecho. Poseía, entre otros, un lujoso Lamborghini y un todoterreno de alta gama de BMW.

En una de las entradas y registro para proceder a las detenciones huyó el que es considerado, junto a los dos guardias civiles y a R.G.V., como cabecilla de la red. La Guardia Civil no sólo lo tiene perfectamente identificado sino que ha documentado durante meses sus entradas, salidas, conversaciones, compras, ventas, viajes y encuentros. Además de él, podría, según las mismas fuentes, detenerse a varios colaboradores más. Entre las cosas que aún no están claras es cómo llegaron a relacionarse entre sí personas que no tenían nada que ver.

Los 60 kilos que fueron incautados el pasado viernes eran una prueba de eficacia de la red para entrar en negocios con un grupo internacional importante. Los investigadores no descartan que hayan podido hacerse durante el último año con varios alijos de cocaína procedente de Suramérica.

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