Cartas al director

No se asusten todos

Por los años ochenta conocí a Vicente Girbau. Juzgado y condenado por sus actividades políticas y expulsado de la carrera diplomática, vivió su exilio en Londres y París. Intimamos fraternalmente cuando era cónsul general en Pau y viví con él algunas de las peripecias familiares que le hacían tan desgraciado, pero conservo especial recuerdo de nuestras interminables conversaciones, salpicadas por las anécdotas que extraía de su propia vida. Contaré una.

Sucursal de Le Crédit Lyonnais. Una señora se dirige al empleado de costumbre. "¡Cuánto bueno por aquí! ¿En qué puedo servirla?". Ella ...

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Por los años ochenta conocí a Vicente Girbau. Juzgado y condenado por sus actividades políticas y expulsado de la carrera diplomática, vivió su exilio en Londres y París. Intimamos fraternalmente cuando era cónsul general en Pau y viví con él algunas de las peripecias familiares que le hacían tan desgraciado, pero conservo especial recuerdo de nuestras interminables conversaciones, salpicadas por las anécdotas que extraía de su propia vida. Contaré una.

Sucursal de Le Crédit Lyonnais. Una señora se dirige al empleado de costumbre. "¡Cuánto bueno por aquí! ¿En qué puedo servirla?". Ella le dice abruptamente que quiere retirar su cuenta. El empleado se resiste: "Pero, madame, ¿cómo es posible? ¡Una cliente de toda la vida!, permítame que llame al director". La señora, inquieta, se sienta en el despacho del consternado caballero, ya informado, que se interesa por el motivo de su decisión: "Después de tantos años, etcétera...". La madame no tiene otra salida que la verdad: "Mitterrand ha ganado las elecciones, va a nacionalizar la banca y quién sabe lo que hará con mi dinero". "Pero, querida amiga", exclama algo aliviado el director, "¡si este banco lo nacionalizó el general De Gaulle en 1945!". Vicente Girbau, que admiraba a De Gaulle como uno de los patriotas de verdad de las derechas, se reía incontroladamente.

España, 2008. Un 49% de las familias no soportan crédito alguno, en su conjunto acumulan un saldo en depósitos bancarios un 30,5% superior al registrado hace un año y el Tesoro Público les garantiza sus fondos. Jubilados, funcionarios civiles, militares y eclesiásticos siguen cobrando. Preocúpense, traten de no desesperarse algunos, pero, por favor, ¡no se asusten todos.

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