Crisis financiera mundial | Los efectos en España

Se acabó la discreción

La opacidad de la CEOE explica la crisis de estos días

Los navajazos, las acusaciones de manipulación, la desconfianza y las críticas ante las cámaras son propias de cualquier organización plural. En la CEOE, hasta ahora la discreción enmascaraba las disensiones. Pero las costuras han acabado por saltar. El choque entre un nuevo presidente que reclama poder y un número dos que lo ha ejercido de forma casi omnímoda durante 24 años ha arruinado la convivencia pacífica. La gran patronal exhibe, por primera vez, su trastienda.

"Es insólito", insisten fuentes empresariales que han vivido todos los movimientos de esta organización, con más...

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Los navajazos, las acusaciones de manipulación, la desconfianza y las críticas ante las cámaras son propias de cualquier organización plural. En la CEOE, hasta ahora la discreción enmascaraba las disensiones. Pero las costuras han acabado por saltar. El choque entre un nuevo presidente que reclama poder y un número dos que lo ha ejercido de forma casi omnímoda durante 24 años ha arruinado la convivencia pacífica. La gran patronal exhibe, por primera vez, su trastienda.

"Es insólito", insisten fuentes empresariales que han vivido todos los movimientos de esta organización, con más de 30 años de historia. En sólo una semana, el solemne edificio de la CEOE en la madrileña calle de Diego de León ha sido testigo de aplausos, abucheos, desmayos y palabras gruesas. Las más estridentes, las del presidente de Cepyme, patronal de la pequeña y mediana empresa integrada en CEOE, invocando a Fidel Castro después de que el presidente de la organización, Gerardo Díaz Ferrán, pidiera al Gobierno inyecciones de dinero público para avalar a las empresas.

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El mal de estos días radica precisamente en la principal peculiaridad de la patronal: haber tenido al frente a la misma persona durante 23 años, hasta el verano de 2007. José María Cuevas, el cargo institucional más duradero de la democracia, quiso dejar dos cosas hechas antes de irse: proponer al candidato a su sucesión y perpetuar a su secretario general, Juan Jiménez Aguilar, en el cargo. Un doble deseo imposible de cumplir.

Díaz Ferrán, con un perfil distinto, se ha sentido incómodo en el traje de Cuevas. Frente al papel más institucional que éste desempeñaba, el nuevo líder de CEOE, un empresario en activo, ansía tener las manos libres para lograr una organización menos rígida, más abierta a la sociedad y también a los Gobiernos.

Ésta es precisamente una de las críticas que le lanzan sus detractores, disgustados por lo que consideran falta de beligerancia con el Ejecutivo. Frente a los frecuentes desaires de Cuevas, Díaz Ferrán ensaya un modelo pragmático, proclive al entendimiento. La salida del histórico Jiménez Aguilar ha desconcertado a muchos dirigentes, acostumbrados a la continuidad. Que ese grupo no se constituya en un sector crítico dependerá en buena medida de la pericia del presidente para reconducir el caos.

El ex presidente de la CEOE, José María Cuevas, y Gerardo Díaz Ferrán, en 2007.C. ÁLVAREZ

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