Reportaje:

Un Fígaro en la Vitoria de 1910

Un nuevo montaje traslada en el tiempo y el espacio el mensaje de igualdad del clásico de Beaumarchais

¿Es posible trasladar las peripecias de Fígaro en la Sevilla del XVIII a la Vitoria de 1910? "Sin duda. El mensaje universal del texto de Beaumarchais, escrito antes de la Revolución Francesa, se mantiene vigente", responde el director Iker Ortiz de Zárate. Con su compañía Ortzai estrenará el próximo 24 de septiembre en el Teatro Principal su versión del clásico francés, retitulada Fígaro Gárate, en la que es la única producción propia del coliseo de la capital alavesa en la programación de este otoño.

Las bodas de Fígaro,
que Pierre-Augustin Caron de Beaumarchais (1732-17...

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¿Es posible trasladar las peripecias de Fígaro en la Sevilla del XVIII a la Vitoria de 1910? "Sin duda. El mensaje universal del texto de Beaumarchais, escrito antes de la Revolución Francesa, se mantiene vigente", responde el director Iker Ortiz de Zárate. Con su compañía Ortzai estrenará el próximo 24 de septiembre en el Teatro Principal su versión del clásico francés, retitulada Fígaro Gárate, en la que es la única producción propia del coliseo de la capital alavesa en la programación de este otoño.

Las bodas de Fígaro, que Pierre-Augustin Caron de Beaumarchais (1732-1799) estrenó en 1784, supone "un apasionado alegato por la igualdad de género y la abolición de diferencias entre las clases sociales", según Ortiz de Zárate. "Su actualidad llega hasta hoy mismo". Un producto de su tiempo y de un personaje como Beaumarchais, hijo de relojero, dramaturgo, cortesano, estafador, hábil leguleyo, espía al servicio de Luis XVI a quien abandonó nada más proclamarse la Revolución en 1789...

En la Vitoria de 1910 no había tantas intrigas como en el París de finales del XVIII. Se puede rastrear cierto paralelismo con el ambiente ilustrado de la capital francesa por la afición intelectual de una minoría de vitorianos. Enredos sentimentales y diferencias de clase también abundaban en aquella Vitoria. "El derecho de pernada no era extraño en las clases poderosas para con sus sirvientes", recuerda el director de esta adaptación.

Ortiz de Zárate cita el desencadenante del enredo en esta obra con apariencia de comedia. Fígaro Gárate, mayordomo y mano derecha del conde de Almaviva, se va a casar con Susana, doncella de la condesa. Mientras preparan el tálamo en su habitación, sita justo entre las de sus señores, Susana le confiesa a Fígaro los planes del conde de forzar un encuentro con él. A partir de ahí, la trama se complica y alcanza alturas dramáticas en el enfrentamiento de Fígaro con su señor, con soflamas igualitarias que pusieron en peligro su estreno en el París prerrevolucionario.

"La versión más conocida de este texto, el libreto de la ópera de Mozart, sufrió numerosos recortes. La obra original es mucho más dura", recuerda Ortiz de Zárate, quien también interpreta a Fígaro. Pasada la euforia de 1789, al texto de Beaumarchais le llegó la censura durante muchos años en Europa, por el mensaje que transmite y que es el que ha interesado a la compañía vitoriana: la defensa de la igualdad de sexos.

La adaptación de la obra a la Vitoria de principios del XX ha tenido en cuenta el vestuario, la ambientación y la escenografía. "Queríamos que se viera lo que era una pintura clásica de la Europa cortesana del XVIII en una fotografía de una ciudad de provincias de 1910, una manera de acercar el texto en el tiempo y el espacio", dice su director.

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