Cartas al director

Trabajadoras y madres

Soy funcionaria y trabajo con reducción de jornada. Mi sueldo es bueno, estoy casada y vivo en la ciudad de mis padres. Tengo una hija de cuatro años y un hijo de dos, matriculado en un centro público. Este verano he gastado mis vacaciones, he contado con una canguro durante cinco semanas, durante tres semanas con mis padres y mi marido ha guardado dos semanas para acompañar al niño en la adaptación escolar.

Pues bien, aun y todo no soy capaz de cubrir las vacaciones escolares y todo el periodo de adaptación. Eso, en mi situación. No quiero ni pensar en las familias monoparentales, en l...

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Soy funcionaria y trabajo con reducción de jornada. Mi sueldo es bueno, estoy casada y vivo en la ciudad de mis padres. Tengo una hija de cuatro años y un hijo de dos, matriculado en un centro público. Este verano he gastado mis vacaciones, he contado con una canguro durante cinco semanas, durante tres semanas con mis padres y mi marido ha guardado dos semanas para acompañar al niño en la adaptación escolar.

Pues bien, aun y todo no soy capaz de cubrir las vacaciones escolares y todo el periodo de adaptación. Eso, en mi situación. No quiero ni pensar en las familias monoparentales, en los que no pueden contar con unos abuelos, en los que tienen sueldos bajos... Sólo de imaginarlo me dan ganas de llorar. Por empatía y por la rabia que siento. Siento rabia porque no es cierto que las mujeres podamos trabajar sin que nuestros hijos queden desatendidos, y tampoco lo es que el centro escolar y la familia formen un equipo educativo. Debería ser cierto, pero no lo es.

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