Reportaje:Coleccionistas de... tejidos y vestidos

"Nos gusta la moda que pasó de moda"

Josep Casamartina y Anna M. Casanovas recuperan tejidos y ropa de alta costura

Sabadell fue uno de los centros de la industria textil catalana, pero hace ya mucho tiempo que los telares dejaron de funcionar. En un sótano muy bien acondicionado en la parte vieja de la ciudad, a pocos metros del mercado, dos personas intentan recuperar parte de esta historia a través de la Colección Textil Antoni de Montpalau (CTAM), que reúne un millar de piezas entre tejidos modernistas y de otras épocas, vestidos de alta costura, muestrarios, complementos y documentación. Pese al rimbombante nombre -un homenaje al protagonista de la novela Històries naturals, de Joan Perucho-, la...

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Sabadell fue uno de los centros de la industria textil catalana, pero hace ya mucho tiempo que los telares dejaron de funcionar. En un sótano muy bien acondicionado en la parte vieja de la ciudad, a pocos metros del mercado, dos personas intentan recuperar parte de esta historia a través de la Colección Textil Antoni de Montpalau (CTAM), que reúne un millar de piezas entre tejidos modernistas y de otras épocas, vestidos de alta costura, muestrarios, complementos y documentación. Pese al rimbombante nombre -un homenaje al protagonista de la novela Històries naturals, de Joan Perucho-, la colección es una iniciativa de Josep Casamartina y Anna Maria Casanovas, amigos desde hace años y apasionados los dos por recuperar, documentar y dar a conocer en la medida de sus posibilidades algunas historias relacionadas con la moda y el tejido. "Pero no somos nada fashion, al contrario", aclara ella. "Los vestidos empiezan a ser interesantes cuando pierden ideología. Nos gusta la moda cuando está pasada de moda", añade él.

"Balenciaga no dejaba entrar a los españoles en sus desfiles parisinos porque le copiaban"

Todo empezó cuando Casamartina, que es crítico y comisario de exposiciones, colaboraba con el Museo Textil de Terrassa asesorando sobre las compras. "Llegó un momento en que les interesaba poco lo que proponía y me daba mucha rabia que se perdiera. Con los tejidos hay que tener una sensibilidad especial que no tiene todo el mundo; hay muchas cosas que están en proceso de desaparición y nadie las guarda. Fue así como en 2004 decidimos iniciar nuestra propia colección".

El 80% de las piezas de la colección son fruto de donaciones, que seleccionan mucho, y el resto son compras muy selectivas. Aunque no siempre. Comentan, por ejemplo, que aunque al inicio querían concentrarse en el tejido modernista, una compra fortuita les animó a ampliarla a otras épocas. "Un anticuario del Born tenía unas cortinas modernistas fantásticas y no quería venderlas", comenta Casamartina. "Le convencí diciendo que se las compraba y le hacía otras nuevas, pero al poco murió y la tienda cerró. Dejé una tarjeta en la puerta por si los herederos querían venderlas y al cabo de un año me llamaron y me ofrecieron un lote en el que no sólo había las cortinas sino muchos otros tejidos fantásticos del siglo XVI al XX". Los vestidos tampoco estaban al principio entre sus prioridades. Comenzaron con piezas selectas de alta costura de lo que ellos denominan "los cinco grandes" que dominaron el tema en Barcelona desde la década de 1930 a la de 1960: tienen 33 de Pedro Rodríguez, 15 de Pertegaz, 10 de Santa Eulalia, 4 del Dique Flotante y 7 de Asunción Bastida. También tienen un vestido de Balenciaga, uno de Givenchy y otro de Jeanne Lavin. Casi cada uno tiene una historia detrás, o dos: la estética del vestido y la de la propietaria que lo ha donado, pequeñas o grandes burguesas que se vestían de firma de forma habitual o mujeres sin mucho capital que por herencia o para una ocasión buscaron lucir estas prendas que, en algunos casos, parecen sacadas del Hola de hace 40 años.

Y de los modistos, casi sin querer, pasaron a coleccionar también vestidos de las modistas. "En casi cada pueblo importante había siempre una modista famosa", comenta Casamartina. "Una me explicó que de joven iba a París y se disfrazaba de rica para hacerse pasar por una cliente y poder entrar en los desfiles. Allí tomaba nota de todo y casi siempre a la salida conseguía comprar los patrones de tapadillo. Después, a la vuelta, copiaba los modelos de Dior, Balenciaga (que por eso no dejaba entrar a los españoles en sus desfiles parisinos) o de quien fuera". En algunos casos era así y en otros, como en el de Rosser, una modista que llegó a entrar en el club de los grandes en la década de 1950, los trajes, de los que tienen 10, eran originales. Documentan, restauran y conservan cada pieza de tejido o cada vestido y lo guardan en unas cajas especiales de las que sólo salen de manera esporádica para revisarlo en unos maniquíes con tallas, la verdad, del siglo pasado. El 20 de septiembre presentarán parte de la colección, la que tiene relación con Sabadell, en la exposición Teixint glamour que se celebrará en la Casa Arimon. También tienen previsto montar otra exhibición de tejidos el próximo año en A Coruña y siguen trabajando en documentar y en buscar nuevos tesoros. "La gente no entiende que hagas cosas sin finalidad económica", comenta Anna Casanovas, "pero esto lo hacemos sólo para preservar estas cosas y porque nos divierte". Para Casamartina, "los tejidos y los vestidos están ligados a la arquitectura y el interiorismo, pero para muchos siguen siendo una frivolidad". Comparado con los estudios que hay en Francia y otros países, España es en su opinión un páramo. "Parece mentira que hayamos sido un centro textil importantísimo y, en cambio, haya tan pocos estudios y libros publicados sobre el tema".

LOS DATOS

- La colección consta de un millar de piezas con unas 600 de tejidos desde el siglo XV al XXI, 300 vestidos (de alta costura y modistas), 100 sombreros y esbozos.

- No es visitable. Para contactar: textil@antonidemontpalau.com

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